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HAITÍ - La pesadilla

Javier Diez Canseco, La República

Miércoles 27 de enero de 2010, puesto en línea por Gladys Fernández, Javier Diez Canseco

25 de enero de 2010 - La República - Haití: un terremoto grado 7 deja no menos de 120,000 muertos (que podrían llegar a 200,000), 200,000 heridos, 610,000 personas en campos de refugiados y 3 millones de damnificados, según la Cruz Roja. Unos dos millones de personas requieren asistencia alimenticia y 2/3 del país debe ser reconstruido. La ONU pidió $562 millones de dólares de ayuda humanitaria. Hasta el 22 se habían hecho efectivos solo US $207 millones. Panorama escalofriante que exige solidaridad humanitaria.

La desgracia se suma a los 200 años de pesadumbre que sufre Haití –como dice Antonio Zapata– desde que una victoriosa rebelión aboliera la esclavitud colonial, en 1804. Francia intentó reconquistarla. Sus cañones y el bloqueo colonial destruyeron su progresista industria azucarera e infraestructura, pero fracasó el plan de reconquista. Sin embargo, dejó un país en quiebra, internamente fracturado, que nunca se recuperó. Vivió entre dictaduras sangrientas, graves conflictos e intervenciones foráneas.

El desastre natural se da en una nación que la geopolítica de EEUU llama “país inviable”. Consecuentemente, la ayuda humanitaria EEUU ha resultado una virtual ocupación militar del país. Ha enviado 20,000 soldados y marines –frente a 2,000 cascos azules y 1,500 policías enviados por la ONU– y 20 barcos: 2 de desembarco muelle anfibios, 1 buque de asalto, 1 vehículo anfibio, 1 portaviones con naves de apoyo, 1 crucero carga misiles, 1 fragata de misiles guiados, además de helicópteros y lanchas guardacostas, así como, evidentemente, apenas 1 buque hospital: “USNS Confort”.

¿Personal médico? 600 en el Confort y 270 en tierra (de 20,000) que atendieron 5,100 pacientes hasta el día 20. Reparten alimentos, agua y medicinas en 100 puntos, pero el Pentágono, una clarísima cabeza militar de los halcones guerreros, dirige todo y coordina al Departamento de Estado y a USAID. Wolff, embajador adjunto de EEUU en la ONU, declaró que su presencia es “exclusivamente humanitaria”, pero anuncian que permanecerán en Haití un buen tiempo. ¿Como en Irak o Afganistán?

En cambio, Cuba ofrece ayuda humanitaria desde 1998 a Haití. Está presente en 127 de 137 comunas. En alfabetización: 160,030 haitianos leen y escriben gracias al método y voluntarios cubanos. Y en el Programa Integral de Salud de Haití han trabajado 6,094 colaboradores cubanos, realizando 14 millones de consultas médicas, más de 225,000 cirugías, atendido más de 100,000 partos, y salvado 230,000 vidas. Desde el 2004 tiene la “Operación Milagro” con Venezuela y ha operado a 47,273 haitianos. Con el terremoto –ya con 400 colaboradores en la isla– dio la más importante asistencia médica que ha recibió el pueblo haitiano en las primeras 72 horas. El 13 de enero incorporaron otros 60 colaboradores de la salud, entre ellos especialistas del Contingente Henry Reeve para situaciones de emergencia, con experiencia en catástrofes: envía médicos, no soldados. La brigada médica llevó medicamentos y alimentos. Al 14 de enero en la noche, habían atendido 1,987 pacientes y realizado 111 intervenciones quirúrgicas, en 5 puntos asistenciales de Puerto Príncipe. 400 jóvenes médicos haitianos becados en Cuba trabajan hoy con el refuerzo cubano para salvar vidas. Otros 541 están estudiando para ser médicos, gratuitamente en Cuba. No había soldados ni embarcaciones de guerra. Cuba cree en trabajar por un Haití viable y soberano.

Dos enfoques opuestos sobre la ayuda y la soberanía de Haití. Ni mencionar la actuación vergonzosa de Alan García: enviar un avión con ayuda en el que prefirieron llevar a numerosos políticos y fotógrafos, dejando varados a los rescatistas peruanos especializados. La desgracia convertida en set publicitario. La ayuda humanitaria no puede ser excusa para una virtual ocupación militar luego de sucesivas intervenciones de EEUU que implicaron hasta el derrocamiento de presidentes, como el caso de Aristide. Haití no puede ser recolonizado, ni podemos aceptarlo.


Publicación por iniciativa del autor.

http://www.larepublica.pe/node/246133

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