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Propuestas ideadas con fines colectivos-políticos-utópicos

Nicolás Chadud

Martes 23 de agosto de 2011, por Claudia Casal

Introducción

Las siguientes propuestas deben ser entendidas como provocadoras para nuestro tiempo, quizás como incitadoras de insurrección. Si se siente agredido o desagraviado en su individualidad señorial, ese es precisamente el objetivo; diluir los lugares comunes y su privacidad intelectual. De tal modo, de desactivar los sofisticados mecanismos de saber-poder, que conducen a las sociedades modernas a la segregación racial, social o cultural, el panoptismo, la vigilancia y el control policial sobre una humanidad hecha mercancía, esclava de si misma.

Si percibe temor o incertidumbre, no es fruto de su imaginación o paranoia. La idea es desenfocarlo o desestructurarlo, dejarlo sin paradigmas o activar “antiguos fantasmas”. En caso que pretenda crear un movimiento social y/o político para llevar las propuestas a cabo, ya verá que no se cobran derechos de autor o propiedad intelectual.

Desarrollo

 Primer apartado. Constitución: No se refiere a una carta magna propiamente tal, ni a un cuerpo legal, tampoco a la fuente principal del derecho en un país. Aquello es propio de la vieja sociedad, del antiguo régimen. Es un instrumento poético político de legitimación y retórica discursiva.

Propongo una nueva constitución que en su primer artículo explicite la superación de la plusvalía y de toda forma de opresión o explotación indiscriminada entre las personas.

Propongo una nueva constitución que desplace el uso del dinero privado y las redes de influencia en la política y en cualquier quehacer público.

Propongo una constitución que fomente una nueva forma de economía. Es decir, una nueva óptica de organización social en donde se suprimen los conceptos y prácticas de Empleadores y Empleados. Jefes y Subordinados.

 Segundo apartado. Economía: No es la economía de los equilibrios macroeconómicos (monetarista), déficit fiscal, inflación o pleno empleo. Es economía ética y con épica.

Propongo una economía que se gobierne bajo 3 principios básicos: reciprocidad, cooperación y sustentabilidad.

Propongo una sociedad que busque de manera constante una perfección libertaria, igualitaria y justiciera, en donde el consumo se transforme en un instrumento de satisfacción vital y no en la vida misma.

Propongo una sociedad que supere la lógica de expropiación, que supone la rendición de la creación o producción artesanal-artística, obrera, intelectual y de los cuerpos mismos, ante el predominio de la mercantilización y el capital, incluido el capital social, el capital humano y el capital cultural.

 Tercer apartado. Política: No es percibida como el espacio para resolver pacíficamente conflictos o intereses contradictorios, es pura potencia innovadora y audaz.

Propongo una sociedad que fomente e invierta en la irrupción de asociaciones civiles y ciudadanas autónomas o redes sociales, para construir un mundo nuevo, basadas en las utopías de la rebelión y emancipación humana.

Propongo una sociedad que se adecue y aproveche los ciclos de la naturaleza y sus energías, en remplazo de la pretensión de dominarla y oprimirla.

Propongo una hermandad “no realista” en las relaciones humanas, que fomente el intercambio y el cultivo constante de la cultura, la sexualidad, la sabiduría y los conocimientos, carente de pretensiones de verdad, dominación o exclusión.

Propongo que el poder se manifieste en su máxima expresión de ruptura y potencial para crear un “nuevo ser”, no un nuevo orden. En dicha sociedad post contemporánea no significa despreciar la historia pasada como “incivilizada”, sino entenderla y transformarla filosóficamente en nueva realidad empírica y subjetiva. Es decir, modificar la realidad actual concreta y la forma de percibirla e interpretarla.

 Cuarto apartado: Paro. No es un paro cardíaco, cómplice de una muerte fulminante y dolorosa. No es un paro sindical para reivindicar “derechos salariales” o de camioneros como “los viejos tiempos”. Es un tiempo indeterminado para las nomenclaturas actuales: las metódicas y cuantificables en términos de pérdidas o ganancias que son siempre parciales y particulares.

Propongo un paro permanente, un estado de excepción, de los conflictos militares reales o inventados por organismos internacionales, clases o elites, de las ocupaciones militares, “misiones humanitarias” o de cualquier forma sofisticada de colonización, incluida la económica por medio de transnacionales y compañías depredadoras.

Propongo un paro definitivo para los que se declaran oprimidos por ideologías mesiánicas y también para los que se sienten sometidos por instituciones crediticias.

 Quinto apartado: Tierra Derecha. No significa para nada un planeta tierra plano o una certeza teleológica irrefutable. El presente capítulo implica simplemente que se abre un sendero, una posibilidad, una conjugación de factores favorables, que pueden tornarse contradictorios, junto a una voluntad inquebrantable por su flexibilidad para asimilar las energías renovadoras de espíritus revolucionarios.

La nueva sociedad no puede constituirse por derechos como el derecho a la educación, a la salud o pensión digna. En dicha sociedad es impensable reclamar dignidad en alguna esfera particular, en alguna parte, instancia o marco jurídico. La libertad y la dignidad humana es el valor fundante y permanente, es lo constitutivo, la condición de posibilidad que sustenta las relaciones entre los seres humanos y su entorno.

Tampoco existe espacio para proponer políticas contenedoras de presión social; razonables, racionales y técnicas tan propias de burócratas y especialistas que no logran comprender los cimientos de una comunidad de ciudadanos en equilibrio social, político y cósmico.

Es una sociedad que opera bajo lógicas de comunidad y socialización interactiva, deliberativa y participativa, que supera cualquier intento de ilustración aristocratizante o naturalización del individuo y de “su” razón.

Se trata de una sociedad en la cual me encuentro enamorado e ilusionado. Es posible, al igual que un amor platónico, que no pueda consumarse, ni siquiera darle forma. Pero es una guía que da sentido, orientación y vocación, que explica inclusive lo que se intenta transmitir en el escrito.

Se trata de una sociedad que percibe al individuo y la comunidad como una realidad única, irreductible, porque la persona humana es el reflejo múltiple e infinito del universo en un nivel microfísico.

Se trata de una sociedad que enfatiza con la fuerza de las ideas, no por medio de la coerción totalitaria, que incluye a los medios de comunicación, de que los gozos de la vida se encuentran en situaciones sencillas, cotidianas y aptas para todas y todos.

Última reflexión:

Finalmente, se trata de lograr construir con cimientos justos, libertarios, firmes y flexibles, una sociedad que quepa en un solo mundo de bienestar material y espiritual, armonía y felicidad. ¿Será posible? Intentarlo o pensarlo es ya un logro y un avance substancial y cualitativo.

Espero sus comentarios, sugerencias y críticas. O nuevas propuestas.


Nicolás Chadud es Politólogo e investigador. Becario de Excelencia Académica de la Escuela Latinoamericana de Estudios de Postgrados de la Universidad de Arte y Ciencias Sociales.

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