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Caen todas las máscaras

Miguel Guaglianone

Viernes 20 de abril de 2012, puesto en línea por Barómetro Internacional, Miguel Guaglianone

Los indios americanos planean elevar un monumento a Colón. Pero debido a las peculiares costumbres y características de esta raza, el monumento va a diferir ligeramente de los habituales. En lugar de estar sostenida la estatua del Almirante por una columna, colgará por el cuello de una cuerda atada a la rama de un árbol.; además la figura estará cubierta de brea y plumas. ¡Exóticas costumbres las de estos pueblos primitivos!
Perich-Mundo, demonio y carne

Estamos en tiempos de crisis. Y los tiempos de crisis suelen ser tiempos difíciles pero en los cuales a veces aparecen a la luz las verdades. También podemos decir que la desesperación puede hacer que se olvide guardar las formas y se hable el crudo lenguaje de las verdaderas intenciones, en lugar del cuidado idioma de la diplomacia.

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández convocó a una reunión con los gobernadores de provincias, para considerar las concesiones petroleras, que según la legislación de ese país, están en la potestad de los mandatarios locales. La actual explotación petrolera en Argentina está en manos de la empresa Repsol.

Este sencillo hecho pareció haber desatado el desenfreno en el gobierno español de Mariano Rajoy y el PP. Su ministro de Industria, Energía y Turismo realizó públicamente (y fue retransmitida a nivel internacional a través de la señal del canal oficial RTE) una declaraciones que podemos considerar por lo menos insólitas. La esencia de las mismas fueron una advertencia seguida de una amenaza, que literalmente se oyó así: “El gobierno de España defiende los intereses de todas las empresas españolas que están actuando dentro y fuera de España. Y si en alguna parte del mundo hay gestos de hostilidad contra los intereses de empresas españolas, el gobierno los interpreta como hostilidad a España y su gobierno. Si hay esos gestos de hostilidad traen consigo consecuencias”. El discurso fue inmediatamente apoyado y magnificado por la gran prensa de ese país, que prácticamente cayó en un estado de histeria, con titulares como “La amenaza argentina de expropiar YPF pone en guardia al gobierno” (El País); “Kirchner amenaza a España “(ABC) hasta “Kirchner nos quiere robar a los españoles” (La Gazeta).

El discurso del ministro constituye toda una pieza de antología. No sólo reconoce oficialmente que el gobierno español es un fiel guardián de los intereses de las transnacionales locales, sino que además, desde una posición imperial, amenaza olímpicamente con represalias.

Ese discurso parece olvidar que:

1) Hace siglos que no existe aquel Imperio Español donde “no se ponía el sol” que arrasó con tres continentes en su desenfrenada ansia de conquista. La decadencia del mismo fue tal, que hace apenas medio siglo, cuando se dieron los primeros pasos para crear la Unión Europea consolidando el Mercado Común, el grupo de países que lo integraron consideraba que “Europa comenzaba en los Pirineos”.

2) España atraviesa hoy una gravísima crisis económica que parece ser indetenible, (aunque el gobierno del PP sea absolutamente fiel a las recetas fondomonetaristas impuestas y condene a su pueblo a pagar las deudas contraídas por el estamento político con los bancos) lo que no la coloca precisamente en una condición de fuerza o poderío, en el momento en que está al borde del colapso.

3) Uno de los terribles aspectos que transparenta, es que el gobierno español está dispuesto prioritariamente a defender los intereses de los grandes capitales locales (que no le pertenecen), al mismo tiempo que no tiene empacho en desmontar todo tipo de prestaciones sociales de los ciudadanos (acaba de realizar un recorte de 30.000 millones de euros en los rubros de salud y educación).

4) Va a ser muy difícil que con intenciones o palabras se pueda detener el proceso integracionista y emancipatorio que está dándose en toda nuestra América del Sur. A fin de cuentas las posibles medidas del gobierno argentino son parte de la reversión de las acciones de los gobiernos neoliberales (sobre todo el de Menem) que desmontaron el estado, privatizando todos sus bienes y servicios. Privatizaciones que se dieron en todo nuestro continente en la década de los 80, con el auge del triunfante neoliberalismo, y con las cuales las empresas transnacionales españolas se aprovecharon para hacer su agosto, mostrándonos en estos años como ellas podían ser más depredadoras y más voraces que las corporaciones sajonas (basta para comprobarlo con estudiar los comportamientos y la brutal extracción de ganancias con mínima inversión, por ejemplo, del Banco Santander, el Banco Bilbao Vizcaya, Teléfónica o la propia Repsol).

En definitiva, este hecho no sólo refleja la pérdida de realidad sobre el mundo contemporáneo, que pueden llegar a tener los sectores políticos europeos, sino que también es representativo de un proceso mucho más trascendente que está afectando a todo nuestro sistema-mundo.

De la misma manera que con la supuesta muerte de Bin Laden, el reconocimiento oficial del presidente de los Estados Unidos de la absoluta legitimidad del uso de la tortura, el asesinato y el irrespeto a la soberanía de un país “amigo”, como procedimientos para “asegurar la paz del mundo”, constituyó un punto de inflexión importante, por ser la primera vez en la historia moderna que un estado imperial reconocía no solo el uso, sino también la validez de estos métodos; estas declaraciones del ministro español constituyen también un “breacking point” en el supuesto sistema de valores de la “comunidad internacional”.

La mayoría de las invasiones militares realizadas desde el siglo XIX por los Estados Unidos en diferentes partes del mundo, fueron motivadas fundamentalmente para defender intereses económicos de sus capitales. Sin embargo las declaraciones oficiales de su gobierno siempre se cuidaron de justificarlas en la necesidad de “defender a sus ciudadanos en el exterior”.

Hoy, con prístina honradez, el gobierno español reconoce oficialmente su papel de acérrimo defensor, repito, de “los intereses de las empresas españolas”. Hace tiempo que sabemos que en el nuevo mundo del neocapitalismo corporativo, el poder real está detrás de las grandes corporaciones transnacionales y sus intereses, y que los gobiernos de los Estados (el de Obama incluido) se han ido convirtiendo en aquello que hoy reconocen los españoles, en los defensores de las necesidades de esas corporaciones, sin embargo este parece ser el primer reconocimiento oficial de este hecho del que tenemos noticia.

Y este reconocimiento no tiene una validez meramente formal. Creemos que constituye otro ejemplo más de un proceso que viene dándose aceleradamente: la caída final de los sistemas de valores que sustentaron a la Cultura Occidental en la modernidad. Aquellos valores que nacieron con el Iluminismo, y que la revolución burguesa proclamó como válidos universalmente (Los Derechos del Hombre y el Ciudadano, la Democracia, la Libertad, la Justicia, el Estado de Derecho, la Autodeterminación de los pueblos, etc.) hace mucho tiempo que han venido convirtiéndose en conceptos vacíos, pero hoy están cayendo todas las máscaras, el mundo comienza a regirse “oficialmente” por el ejercicio directo de la fuerza bruta, ya sin eufemismos.

Esta parece ser la ley del presente inmediato, que tendremos que enfrentar duramente para construir el futuro.


miguelguaglianone[AT]gmail.com

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