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ESTADOS UNIDOS - El fundamentalismo norteamericano y el APC-TLC Perú-EEUU (por Juan Carlos Bossio Rotondo)

Martes 14 de noviembre de 2006, puesto en línea por Juan Carlos Bossio Rotondo

La victoria demócrata en las elecciones parciales norteamericanas influirá sin duda en la posibilidad que el APC-TLC Perú-EEUU sea aprobado por el congreso estadounidense. Alan García lo negó presuntuoso en un primer momento; luego, reaccionando probablemente a un inesperado baño de realismo, lo ha aceptado.

Al parecer, modificó su posición al expresar la Representante Comercial de Estados Unidos, Susan Schwab, que muy previsiblemente, su gobierno no solicitará al congreso de su país pronunciarse sobre el mencionado acuerdo este año. Aunque las actuales bancadas, en las cuales los republicanos son mayoritarios, seguirán en funciones hasta mediados de enero, la amplitud de la derrota del Presidente Bush ha trastocado el tablero político modificando las prioridades y las perspectivas gubernamentales y partidarias. En este contexto, los republicanos otorgarán primera prioridad a los temas parlamentarios que son al mismo tiempo más importantes para el programa gubernamental y en los cuales el compromiso con los demócratas sea menos conflictivo. Esos temas son muy escasos, y en todos ellos el margen de maniobra de la administración Bush es muy estrecho, conforme indican las discusiones en curso. En todo caso, el APC-TLC no forma parte de tales temas. Lo ha ratificado Susan Schwab. Recordemos que su discusión fue postergada a antojo del gobierno norteamericano, para no suscitar polémicas que hubieran podido afectar su caudal electoral. Alejandro Toledo visitó varias veces EEUU para promover su aprobación antes del término de su mandato, pero su manejo de la negociación y de su bancada parlamentaria, expresó, en fin de cuentas, su acatamiento a la administración Bush. Alan García lo hizo explícitamente. Ambos se prestaron dócil y alegremente al juego. Fueron utilizados mostrándolos a la opinión norteamericana como aliados irreductibles, no sólo capaces, sino deseosos de toda concesión comercial y no comercial. Su principal función en la negociación era apoyar los designios de los actuales administradores del imperio. El 2007, la aprobación será muy dudosa.

Revisemos, para aclarar la perspectiva, la trayectoria, en materia de legislación comercial, y de acuerdos comerciales, de los dos principales dirigentes del próximo congreso estadounidense, y de los dos probables candidatos demócratas a la Presidencia norteamericana. Nos referiremos a las votaciones que constituyen antecedentes al mencionado APC-TLC. El Senador Harry Reid, votó en contra de la solicitud del Presidente Clinton, de extender la autorización de « vía rápida » que había permitido la adopción del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). También votó en contra de la adopción de los acuerdos comerciales con Chile, Omán y América Central-República Dominicana (CAFTA-RD) , así como de la Ley de Comercio 2002; y, de la ampliación de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (ATPA) y su conversión en Ley de Promoción Comercial y de Erradicación de la Droga (ATPDEA). Hijo de obrero minero, es probable que se interese en los reclamos de las comunidades nativas o campesinas peruanas afectadas por la minería. La Representante Nancy Pelosi siguió en buena medida la misma ruta; aceptó votar sin embargo a favor del acuerdo con Chile. La Senadora Hillary Clinton fue elegida después que su esposo abandonara el mando y sus ideas no fueron confrontadas por ello con la mencionada solicitud de ampliación de la « vía rápida ». Votó a favor de los acuerdos comerciales con Chile y Omán, pero en contra del CAFTA-RD, el ATPDEA y la Ley de Comercio 2002. El Senador Barack Obama fue elegido en noviembre de 2004 y por ello sólo ha participado en dos de estas votaciones. Aprobó el acuerdo con Omán, rechazó el CAFTA-RD. Los cuatro son defensores de los derechos humanos y de los derechos laborales.

Si, como señala la Representante Comercial norteamericana, el acuerdo no es enviado al Congreso este año, será muy arduo, casi imposible, que sea aprobado en los pocos días de enero que seguirán en funciones los parlamentarios en plaza. De cualquier manera, será muy dificil que los dirigentes demócratas permitan que las actuales bancadas voten el APC-TLC. Se ha ingresado súbita e inesperadamente en las elecciones presidenciales de 2008. Las concesiones que su partido hará en las difíciles negociaciones que lleva con la administración actual, se contarán en votos, y en sus huestes tienen mucha fuerza los ecologistas y los sindicalistas. Se ha subrayado que la derrota republicana expresa aquella del fundamentalismo neoliberal evangélico, pero la crisis puede ser mayor, afectar al conjunto de la modalidad de dominio imperial, o aspectos significativos de ésta. Más allá del serio y sangriento empantanamiento militar en Irak, y la trascendencia de sus repercusiones económicas y políticas, la importancia prioritaria acordada por los electores a la lucha contra la corrupción, según CNN, trastoca los fundamentos del intervencionismo norteamericano. Michael Hardt y Antonio Negri subrayan, en Multitude, la justificación norteamericana al recurso de la fuerza, en el supuesto que en los EEUU no existe corrupción; y, por ello, son indispensables. Es en estos términos que Madelaine Albrigth justificó el intervencionismo de su país cuando era Secretaria de Estado. La crisis de identidad aparece en toda su dimensión cuando la razón de ser desaparece. En tales circunstancias se suceden diversas transiciones : a muy corto plazo, hasta enero próximo; a mediano plazo, hasta las elecciones de 2008; a largo plazo, sumando las anteriores a otra bastante mayor e incierta, dados los cambios en curso en el panorama mundial.

En estas circunstancias, dos actores sociales podrían asumir papeles de primer orden. Por un lado, los ecologistas; por otro, las organizaciones de trabajadores. El film presentado por Al Gore, ex-Vice Presidente de William Clinton, sobre el calentamiento climático y el desastre ecológico en curso en el mundo entero « Una verdad que molesta », repercutirá sin duda en las posiciones electorales de los estadounidenses, en particular en el campo demócrata. Es necesario actuar. La AFL-CIO, la gran central sindical norteamericana, se opone de manera radical a los acuerdos comerciales neoliberales. Muchos cuadros e incluso parlamentarios demócratas son originarios de esta organización; la cual, es, asimismo, una fuente financiera importante de sus fondos electorales. Posiblemente estamos asistiendo a un cambio de orientación política mayor. Incluso los republicanos partidarios del libre comercio meditarán varias veces antes de ofrecer un nuevo flanco; e igual se puede decir de aquellos que militan en los rangos demócratas. Están siendo muy afectados por la derrota. Dentro de dos años, cuando se renueve nuevamente la Cámara de Representantes y un tercio del Senado, muchos de los sobrevivientes podrían perder sus escaños. En las elecciones presidenciales las oleadas pueden ser muy importantes. Por ello, el reciclaje ha empezado. El ejemplo más patético es proporcionado por las dudas del senador Lincoln Chafee, derrotado en los comicios recientes, quien hesita seguir en los rangos republicanos y se pregunta si no debería pasar a los pagos demócratas. Estará en funciones hasta mediados de enero próximo. Es uno de los mayores defensores del libre comercio en el Senado norteamericano y en todas las votaciones ha votado en favor de los acuerdos de comercio y de la vía rápida comercial. Para preservar su futuro político, pensará seriamente antes de votar a favor de un nuevo acuerdo comercial en circunstancias que ha sido derrotado sin ambages. No tiene legitimidad.

A todo esto, cabe referirse a la posibilidad que el Presidente Clinton influya decisivamente en su esposa y logre su adhesión a las gestiones de Hernando de Soto. A los argumentos señalados en relación con la coyuntura política, debemos agregar que la Senadora Clinton no sigue dócilmente a su cónyuge, ni mucho menos. Recordemos que se opuso de manera radical a la concesión de 6 puertos norteamericanos a la empresa de los emiratos árabes Dubai Port World. En este tema, se enfrentó abiertamente a su cónyuge, quien había sido contratado para ejercer presión pública a favor de la mencionada concesión. Nunca hemos dudado de su independencia, la cual ha sido reforzada en todo caso con su reciente éxito electoral. Por otro lado, los argumentos del ex-Presidente a favor del APC-TLC son bastante endebles. En su opinión, será un freno a la emigración de peruanos a su país; y fortalecerá la democracia. Sin embargo, el libre comercio no impide la emigración; más bien la promueve, como muestra dramáticamente el TLCAN. Tampoco refuerza las instituciones democráticas : las recientes elecciones mexicanas fueron ampliamente distorsionadas por la intervención gubernamental contra el principal candidato, y la sensación, en muy importantes colectivos, o la prueba parcial, que se cometió un fraude electoral considerable, hipotecan la vida política del país. La represión que sufren en estos momentos nuestros hermanos oaxaqueños tampoco puede dejarnos indiferente. William Clinton aconsejó a Colombia hace algún tiempo no concretar las negociaciones comerciales que había emprendido con EEUU, por ser contrarias a los intereses del país hermano. Había que esperar mejores tiempos; o negociar en mejores condiciones. Coincidimos con su apreciación. El ex-Presidente ha cambiado. No es su esposa quien ilustra el adagio de Verdi : « la donna è mobile ».

Otra duda mayor aparece en relación con el apoyo del Presidente Bush al APC-TLC. El mandatario norteamericano ha cambiado de la noche a la mañana su posición respecto a la guerra iraquí. Ahora acepta todas las sugerencias. No necesitó que el gallo cantara 3 veces. Habría que preguntarse en qué medida puede apoyar aún un acuerdo comercial que le ocasionará graves enfrentamientos con el partido demócrata, al cual ya no acusa de sintetizar todos los males, sino ensalza su valiosa responsabilidad. Entenderse con Nancy Pelosi, que lo ha llamado mentiroso y peligroso, no será fácil. Es probable que el anuncio de Susan Schwab exprese, ya, su cambio de posición.

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