BRASIL - Alborozo cervecero

13 de Marzo de 2014 - La Asociación Brasilera de la Industria de la Cerveza (CERVBRASIL) informó que esta industria produce 13 millardos de litros de cerveza por año en Brasil. La industria brasilera de este sector es la tercera mayor del mundo, solo queda atrás de las de Estados Unidos y China, hace pocos años ellas superó a las de Alemania y Rusia. Pero Brasil no solo es un gran productor, es también un gran consumidor. En esto reside el problema gigante.

Desde la primera mitad del Siglo XIX, cuando Portugal abrió sus puertos a las “naciones amigas”, su socia favorita –Inglaterra- nos inundó con barriles y barriles de su cerveza oscura. Luego tuvimos cervezas conocidas como de “marca bramante”, cuyo nombre se debe a la forma como se amarraban las tapas de las garrafas para evitar la abertura por la presión de la fermentación. Más tarde otros países (Alemania, Dinamarca) invirtieron en el mercado consumidor brasilero hasta que surgiera una industria nacional.

No niego que la industria cervecera tenga impacto económico en el desarrollo de Brasil y por lo tanto mejore nuestros índices de empleo, inversión y renta. El portal Cerveza Brasil anuncia que la industria cervecera de Brasil emplea 1.7 millones de personas y contribuye con el 1,6% del Producto Bruto Interno del Brasil. Pero, junto al afán economicista, está la relación desproporcionada entre alcohol y placer, alcohol y salud, alcohol y éxito. En este sentido, los trabajos de publicidad de marcas de cerveza han cumplido con su papel de embriagar la búsqueda de los brasileros de autoconocimiento, salud y sociabilidad.

Porque no creo en todo lo que dicen, cuestiono la relación que establecen –aunque usen estudios científicos– entre el consumo de cerveza y la salud. Se citan investigadores alemanes que afirman que el consumo diario de 1,5 a 2,0 litros de cerveza tiene efectos benéficos como la mejora de la capacidad física y la reducción de riesgos de infarto. Pienso que en un país como Alemania, donde la industria cervecera es próspera, los investigadores reciben una buen dinero para empujar la investigación hacia el lado de los ingredientes básicos (cebada, lúpulo y otros que probablemente tienen efectos benéficos debido a su origen natural) y para generalizar la legitimidad del vicio.

Así, en lugar de afirmar que ingredientes como la malta y el trigo triturados hacen mal a la salud, llamo la atención a los maleficios de un único ingrediente, el alcohol que tiene efectos dañinos para el equilibrio mental. No es de extrañar que el Gobierno Federal aprobara la Ley Seca en junio de 2008 para reducir los accidentes de tránsito, y que haya grupos como Alcohólicos Anónimos en pro de la reducción del consumo de alcohol. El poder de las industrias en el mundo evidencia una contradicción, la prohibición de productos estupefacientes como la marihuana o la cocaína y la autorización de otros como el alcohol.

Una noticia de la Agencia Brasil (Nueva fórmula de cerveza está en consulta pública, Brasilia, 22 de enero de 2014) informa que algunas marcas de cerveza vendidas en Brasil están decididas a incluir en ese producto ingredientes de origen animal (leche y miel). Para hacer una comparación con otro producto, a partir de que el Gobierno Federal autorizó la mezcla de gasolina con otros ingredientes para su venta en los puestos de combustible, tenemos cada vez menos gasolina y más ingredientes desconocidos en proporciones bien variadas y en desacuerdo con la ley (combustible adulterado).

La industria cervecera brasilera también discute con el gobierno la aprobación de leyes que permitan reducir el porcentaje de cebada malteada de 55% a 50% para reducir su costo de producción y, según ella, tornarse más competitiva. Mientras tanto, un líquido solo es considerado cerveza en las convenciones internacionales, si tiene lúpulo con un mínimo de 55% de ingrediente malteado y la carencia de cualquier contenido de origen animal. Para el Sindicato de la Industria de la Cerveza (SINDICERV) la clasificación de la cerveza varía de acuerdo con el tipo de fermentación, la malta, el color y los niveles de alcohol y extracto. El mismo sindicato indica que cuatro elementos constituyen la cerveza: agua, fermento, malta (que se sustituye a veces por arroz, maíz o trigo) y lúpulo.

A despecho de los datos de que se exporta parte de la producción nacional de cerveza, el consumo de este producto no tiene nada de “saludable” ni “sociable” en Brasil ni en ningún otro país. Una gran proporción de accidentes de tránsito y de actos de violencia tienen su causa en la ingestión de bebidas alcohólicas. Las advertencias que se adjuntan a la propaganda, tales como “Beba con moderación” y “Si bebe no conduzca” son insuficientes para alertar a los brasileros de las consecuencias del consumo de este producto. Para el éxito de estas campañas, tenemos que enfrentar al lobby de las industrias cerveceras. Considerando los conflictos de media-ciudadanía y débil-educación que todos los brasileros enfrentamos, la cultura de la cerveza alboroza todavía más al país.

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