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Colores Patrios

Cote Avello (Chile)

Martes 16 de junio de 2015, por colaborador@s extern@s

Nos cantaron la ilusión del arcoíris
con sueños que destiñeron al vaivén
de consignas y tratados y firmas y elocuencias falseadas.
Destiñeron y falsearon, vendieron y falsearon.

Trasvestismo sociolisto y comulisto!
De rodillas mamando de la teta
mamando el miembro del poder.

Nos quedamos tristes viendo los brindis
los flaches de las cámaras, las sonrisas de maqueta.
Todo volvió a ser triste y negro, triste y oscuro.
Todo volvió a oler a derrotas antiguas
que arrastran la marcha de los humillados y los vencidos.

Pero desde la negrura se alza en la impotencia el coraje.
Siempre vuelve el coraje a remover la oscuridad del fango estancado
desde donde emanan los hedores del conformismo y el sometimiento.

Así, el coraje se vuelve rabioso y agita los corazones,
los rojos corazones, las rojas mejillas encendidas,
la roja rabia roja,
apasionada certeza de romper los pactos maltrechos,
de abortar insolentemente las convenciones,
de correr a estrellarse contra el muro indiferente
hasta rompernos la cara contra él y sangrarnos enteros.

Sangramos, doloridamente y con porfía invencible.
Nos azotan la cabeza contra el cemento,
los balines contra la piel, los lumazos contra los huesos.
Nos azotan la brutalidad contra el pensamiento,
la prepotencia contra la sensatez, el terror contra el cuerpo descubierto.
Nos azotan, nos azotan y más negro es nuestro luto,
pero también más roja hierve nuestra furia, nuestra osadía.

En los palacios se oyen melodías,
de marineritos en pantaloncillo blanco.
Les autoriza a jugar al desfile con sus redobles de tambores
desde sus blancos trajes de dos piezas,
la mujer de la banda tricolor.
Allá todos aplauden,
mientras en las calles los energúmenos de verde
revientan cráneos sobre las cunetas.

Y se alzan las negras capuchas sobre rostros bravíos,
las rojas bengalas de bencina escupen fuego hacia los titanes
y su oscura humareda se eleva hasta la vista de los dormidos.
Allá donde la muerte a traición se siembra
el dolor, por injusto nos hermana,
y el alzamiento es caldo de cultivo.

Estamos despiertos y vivos,
con nuestra pena enardecida
y nuestra negrura apasionada.
Lo venimos mascullando hace tiempo,
lo cantamos a pulmón lleno y a grito,
¡Ya no podrán hacerse los sordos!
Estamos despiertos y vivos,
no habrá muralla que nos contenga
ni muerte que nos acalle.

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