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ARGENTINA - #JusticiaParaSantiago: El mensaje es el mensaje

Lavaca

Lunes 13 de noviembre de 2017, puesto en línea por Claudia Casal

2 de noviembre de 2017 - Lavaca - 150 mil personas colmaron Plaza de Mayo al cumplirse tres meses de la desaparición de Santiago Maldonado. En un acto sencillo y contundente, con un breve discurso, Sergio sintetizó el sentido de esta ceremonia: exigir verdad y justicia. “No vamos a parar hasta lograrlo”. Y advirtió: “No cuenten conmigo para sembrar odio”.

Intervención fotográfica de Lina Etchesuri para lavaca

Desborda la Plaza de Mayo.

Por Diagonal, hasta el Obelisco.

Por Avenida de Mayo, hasta Esmeralda.

Un veterano cronista de una agencia de noticias calcula que hay 150 mil personas. “Es la cifra que pondría en el cable, si me la dejaran escribir”, dice sin sonreír.

Semejante multitud convocada sin difusión en los medios es por sí sola una muestra de que estamos ante algo extraordinario. No por fabuloso, sino por trágico.

Hoy se cumplen tres meses de la desaparición de Santiago Maldonado, pero también se cumplen 90 días de batalla de una sociedad contra la impunidad.

Esta multitud deja en claro, entonces, su mensaje: exige justicia, exige verdad y exige que el Estado cese su campaña contra la familia Maldonado.

Esos son los tres pilares que construyeron este acto por Santiago que, como las anteriores, consistió en una ceremonia sencilla y contundente: estar ahí.

Desde el escenario se leyó un comunicado de la familia y luego, Sergio Maldonado expresó en un discurso breve, el sentido de esta reunión:

“Hoy es un día difícil, porque se cumplen tres meses del día que cambió mi vida y la de mi familia.No voy a decir nada sobre la investigación. Parte de la sociedad quiere cerrarla, pero hay que seguir. Una fuerza de seguridad del Estado tiene que dar cuenta de su accionar”

“A pesar de las teorías falsas y las canalladas de algunos medios, no cuenten conmigo para sembrar odio. Nuestra familia no se sumará nunca al odio, la discordia y la división que algunos sectores pretenden sembrar en la sociedad argentina. Desde el comienzo nuestro único reclamo fue saber la verdad y pedir justicia,sin sacar ningún rédito electoral, como quisieron instalar”.

“Hoy y cada día vamos a pedir justicia por vos, Santiago. No vamos a parar hasta lograr justicia. En tu memoria reclamamos saber qué te pasó y quiénes son los responsables de tu muerte, de entorpecer, encubrir y desviar la investigación”.
“No quiero dejar de agradecer a cada persona que vino a esta Plaza y a cada plaza del país.”

El acto terminó después de este breve discurso que lo dijo todo.

En tiempos en que las palabras del poder desbordan por todos los medios, la respuesta es esta Plaza desbordada.

Palabras de a pie

Frente al Cabildo, una carpa pide «Un millón de firmas para que renuncie Bullrich». Una de las mujeres que firmó es Belén, 65 años, jubilada: “Es una de las responsables. No hizo lo que debía hacer teniendo el cargo que tiene. Al contrario: hicieron todo lo posible para tapar, inducir a la gente a pensar de una manera que no es la que iba a llevar al esclarecimiento de las cosas. Una desaparición forzada es lo peor que puede pasar porque remite a la peor época que vivió la Argentina, en la dictadura. Ya tenemos mucho como país con cargar 30 mil. Ahora se suma Santiago. Y hay que decir que se ha producido en un gobierno que ha sido elegido, pero que tiene un signo autoritario. Y el responsable de su desaparición y su muerte es el Gobierno porque ha hecho todo para ocultar la responsabilidad de la fuerza sospechada por esta desaparición”.

Detrás está Valentina, 23 años, estudiante de Historia del Arte, que termina de estampar su firma: “Me parece importante que todo lo que pasó no quede acá. Es aberrante que hoy pasen estas cosas, que haya una desaparición forzada en democracia y que con los medios se intente acallar todo. Quiero justicia. Y por eso firmo: Bullrich encubrió muchísimo. Es nefasto”.

A su lado está Lola, 19 años, compañera de estudios. “Esto no tiene que pasar nunca más. Hoy no es Nunca Más porque volvió a desaparecer alguien en democracia. Es un horror y es angustiante: escuchar a mi mamá o a mi papá contarme estas cosas y vivirlo, hoy, es angustiante. Genera miedo: ¿cómo tu gobierno puede hacer eso? Por eso firmé para que se vaya Bullrich”.

Valentina: “Los desaparecidos son una parte de la identidad de Argentina. Es horrible decirlo, sí, pero en este país no está cicatrizado, es muy fuerte y la palabra desaparecido tiene una connotación enorme. A mí me pone muy triste. Genera impotencia, y no quiero que pase. No puede pasar esto, ni con uno ni con nadie. No puede ser. Es eso: no puede ser”.

Preguntas

Josefina y Sara son dos amigas que vinieron de Luján. Josefina tiene 24 años y está a punto de recibirse en Comunicación en la UBA: “Si no fuera por los medios comunitarios, no nos hubiéramos enterado mucho de lo que pasó. La manipulación mediática es enorme. Es muy difícil saber qué es lo cierto”.

Sara tiene 23: “Me impactó mucho. ¿Cuántas veces has venido a la Plaza a manifestarte por algo y pensar que este pibe estaba haciendo algo por una comunidad, reivindicando sus derechos, y se lo llevan de la nada? ¿Qué onda entonces? ¿A partir de ahora no puedo manifestarme, no puedo decir lo que pienso? ¿Ya no puedo estar en contra de algo, en contra de ciertos intereses? ¿No puedo estar en contra de los más grandes? ¿No puedo manifestarme? ¿Qué onda? Eso genera miedo, porque ahora yo estoy acá y le pregunto a ella si se armará quilombo. Antes no”.

Sara estudia Publicidad en una universidad privada: “De parte de mis compañeros, ningún interés. Dicen: ´Por algo le habrá pasado´, ´hippie roñoso´, ´hippie drogadicto´, ´estaba cortando una ruta´. Todo lo vi en mis compañeros. Mis profesores directamente nunca opinaron. Y eso comunicó mucho: no tienen ningún interés. Primero, es una universidad privada, no van a tocar intereses y segundo, directamente, porque no les interesa. No les importa lo social, si les tocan el bolsillo a otro, si desapareció un pibe. A ese tipo de persona, no les importa nada”.

El aval

Nora avanza por Avenida de Mayo a la altura de Perú. Trabaja en una obra social. “Un horror que otra vez tengamos un desaparecido. Sabemos lo que significa un modelo neoliberal. Llegó el momento que podía pasar. Mucha angustia y desesperación”.

Miriam, jubilada docente, a su lado. “Una tenía la esperanza de que aparezca con vida. Es indignante todo lo que hacen, el cinismo. No paran de mentir sobre la familia que está sufriendo: nadie tiene empatía con el dolor ajeno. Es dramático, también en la sociedad, porque muchos estamos acá, pero a otros no les importa nada. Y es muy triste. Hay un fascismo en esta sociedad que está instalado hace mucho tiempo. Antes decían algo habrá hecho, y eso se vuelve a reciclar. Creo que hoy tienen una autorización desde el Estado a sacar ese fascismo, un aval. Antes se cuidaban, ahora ya no. Gente de mi edad, que capaz vivió la época de la dictadura. Ya veníamos con el racismo, ahora se le sumó el fascismo. Hay que hacer un trabajo cultural muy profundo porque estas cosas están muy enquistadas en la sociedad”.

Nora piensa: “De alguna forma nos equivocamos pensando que ya estaba. ¿Nunca menos, decíamos? Parece que no. Que no vimos. Dormimos, no sé. De alguna forma nos reímos, pensamos que habíamos hecho un logro y no había forma de volver atrás: nos equivocamos. No lo puedo terminar de digerir porque es muy doloroso, pero entiendo que es así: hubo algo que no nos dimos cuenta ni habíamos resuelto”.

El monstruo

Sobre Avenida de Mayo, casi 9 de Julio, está sentado Víctor Cuello, titiritero y poeta, con una marioneta que lleva una foto de Santiago Maldonado. “Vivo el caso con mucha preocupación: estamos asistiendo a un cambio bastante peligroso para la democracia, y sobre todo para las clases más pobres. Estamos viendo un endeudamiento terrible, que está atravesando televisiones y radios, donde solamente lo que uno escucha son bajadas de líneas de corporaciones de empresas, de intereses de multinacionales y etcéteras. La desaparición de Santiago es producto también de los cuidados que tiene este gobierno con los poderosos, en este caso Benetton. Su muerte está unida a esa manera que tiene el Estado de proteger solo a los poderosos. Lo que me duele es la indiferencia de gran parte de la sociedad”.

Bárbara, trabajadora del Estado, 34 años. “Es una atrocidad que cualquier hermano o compañero, por estar luchando por sus convicciones, ideales o pensamientos, pueda terminar como Santiago. Hay mucha complicidad de sectores del poder que encubren y crean esta situación: hay un monstruo gigante de muchos poderes contra una sola persona solo por cortar una calle. Es generacional: a la juventud nos atraviesa muchísimo, tanto el femicidio de Micaela García (la joven de 21 años que militaba en el Movimiento Evita) como lo que pasó con Santiago, por sus ideales. Son casos que nos atraviesan a nosotros como militantes, pensadores e idealistas: nos puede pasar a cualquiera. Y esa es una de las cosas que nos hermanan hoy.”


http://www.lavaca.org/notas/justiciaparasantiago-el-mensaje-es-el-mensaje/

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