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CHILE - ¿Un techo o una máscara para el país?

29 de abril de 2009, 15:54

Este artículo es una tremenda falsedad. O el Sr. Zúñiga escribió con notoria falta de información al respecto o bien lo hizo maliciosamente, cuestión que en ambos casos me parece reprochable. Me referiré sobre 2 puntos que han sido tergiversados: 1. El supuesto carácter caritativo de Un Techo para Chile 2. El financiamiento de la Fundación

Sobre lo primero, la inicial crítica que formulo es que aparte de una generalización infundada que hace en la última parte de su artículo, el Sr. Zúñiga no expresa ningún argumento para tachar de caritativa a esta Fundación, sino que lo da por sentado. Tengamos en cuenta que la caridad, en el sentido que se le da en el artículo, significa básicamente regalar cosas, dar limosna; lo cual evidentemente resulta rechazable pues constituye un "parche", una solución sólo aparente a un profundo problema social, ya que implica una satisfacción parcial y sólo momentánea a una necesidad compleja. Y se opone a la justicia, un término mucho más rico, que podemos conceptualizar, en este sentido, como una serie de acciones tendientes a generar cambios profundos y perdurables en el tiempo que terminen con un determinada situación que se considera injusta. La iniciativa de Un Techo para Chile no es caridad, porque en ningún caso regala bienes a las personas que viven en campamentos, sino que apuesta por una solución permanente e integral. Toda la acción de esta Fundación, en sus tres grandes áreas, tiene como principio el rechazo al asistencialismo (o paternalismo), buscándose el protagonismo o empoderamiento de las personas que viven en los campamentos. En efecto, en el primer área de Construcción de Mediaguas, las familias beneficiadas deben pagar un diez por ciento del costo de la mediagua (alrededor de 40.000 pesos) lo cual es un gran esfuerzo considerando sus escasos ingresos mensuales y, además, tienen que participar activamente en el proceso de construcción de su hogar con los voluntarios. Esto último es lo que permite una retroalimentación única entre la familia y los voluntarios que genera nuevos ánimos para seguir trabajando. Luego en el área de Habilitación Social se busca trabajar en forma constante con la comunidad de un campamento, levantando necesidades y buscando los medios para resolverlas que generen nuevas habilidades permanentes en los pobladores de los campamentos. De parte de la Fundación se ofrecen, a través de los voluntarios, una serie de "herramientas" o planes que abarcan 4 temáticas fundamentales (educación, salud, fomento productivo, jurídica), pero son siempre los pobladores quienes deben protagonizar este proceso: son ellos quienes solicitan estas herramientas, quienes las planifican a través de sus directivas y las dirigen por medio de directores que son pobladores elegidos. Sin la actividad de la gente de los campamentos no hay habilitación social. En tercer lugar está el área de Vivienda Definitiva (la mediagua es sólo una solución de emergencia), en la cual Un Techo para Chile, que es una EGIS (entidad de gestión inmobiliaria social), pone especial énfasis en la participación integral de las familias en este último proceso de erradicación o radicación al barrio. Además de que tienen que ahorrar una buena suma de dinero (lo no subsidiado por el Estado), las familias eligen en asambleas el terreno más apto para construir el barrio y el diseño de sus viviendas. También deben constituirse como comité de vivienda eligiendo representantes y se busca generar actividades para que se conozcan los integrantes del comité que serán los futuros vecinos. En resumen, un Techo para Chile se trata de un trabajo formal y de excelencia realizado por jóvenes -voluntarios y profesionales- en conjunto con los pobladores que implica un compromiso de ambas partes por la superación de la pobreza y que implica también "contagiar" a todo el resto de la sociedad el cambio de actitud y mentalidad necesario para este fin.

En segundo lugar, sobre cómo se ha tratado el tema del financiamiento de la fundación, algunos comentarios. Antes es interesante destacar la enorme cantidad de recursos que requiere Un Techo para Chile, lo cual es visible si consideramos que ésta es la organización no gubernamental más importante que hay en Chile contra la pobreza (hoy está en 14 países latinoamericanos), que se encuentra en sedes desde Arica hasta Puerto Montt y que busca terminar con los más de 533 campamentos (28.578 familias aprox.) que existen en el país. Primero hay que dejar en claro que esta Fundación no recibe en su financiamiento ningún aporte directo del Fisco, así que no se están "vaciando las arcas fiscales" ni tampoco se financia con los impuestos de la gente como plantea el señor Zúñiga. Por tanto, los aportes tendrán que venir necesariamente del ámbito privado. De los particulares (familias), de los voluntarios, de los pobladores de los campamentos (pago de la mediagua) y de las empresas. En relación con las donaciones de las empresas, que tanto se critican en el artículo, hay que hacer algunas aclaraciones. En primer término, quiero señalar que es muy importante y necesario que todo el sector empresarial aporte a los fines sociales. Las empresas forman parte del país, tienen el mayor poder económico, ocupan gran cantidad de trabajo humano y recursos naturales, generan beneficios económicos y desechos contaminantes muchas veces; todo lo cual conlleva una gran responsabilidad social. Segundo, que si el trabajo de Un Techo para Chile no es caridad, tampoco lo son las donaciones de las empresas a esta fundación que permiten que funcione. En tercer lugar, conviene destacar que las empresas al hacer donaciones a Un Techo para Chile (o con fines sociales en general) se encuentran beneficiadas por la ley 19.885. El beneficio consiste en una exención o rebaja de impuestos. Se les exime de pagar el impuesto a las donaciones (n°3 art.1) y se les rebaja el impuesto a la renta. Del impuesto a la renta que debe pagar la empresa se le rebaja un 50% del monto de la donación más otro poco que resulta de la deducción como gasto a la renta imponible del 50% del monto de la donación (el impuesto entonces se aplica a una renta líquida más baja). Por tanto esta donación de una empresa proviene sólo de la empresa; lo que ocurre es que luego a ésta se le rebaja por ley el impuesto a la renta en un monto mayor al 50% de la donación efectuada, pero mucho menor al total de ésta. Así no es cierto que el Estado done en estos casos dinero a Un Techo para Chile, sino que se inhibe de cobrar un porcentaje del impuesto a la renta a la empresa. Ni es cierto que a la empresa, con las franquicias señaladas, queden equilibradas en el sentido de no haber gastado nada realmente en la donación, ya que la donación siempre tiene un costo para la empresa que es menor a la mitad de su cifra pero muy superior a cero. Y tampoco es verdad que con estas donaciones la empresa deje de pagar el impuesto a la renta o deje de pagar una gran cantidad de éste, pues del impuesto a la renta sólo se le rebaja un monto equivalente a más del 50% de la donación y mucho menos del 100% y además el beneficio se aplica hasta un límite de donación: donaciones iguales o inferiores al 4,5 % de la renta líquida imponible de la empresa (art. 10). El Estado sigue obteniendo grandes ingresos. De esta manera, técnicamente no hay ningún reproche que hacer a las donaciones de empresa, todo lo contrario, al hacerlas cumplen con su deber social. Sería ridículo que se le negaran las donaciones a las empresas. Distinto es, desde el punto de vista subjetivo, el interés que puedan o no tener algunas empresas en estas donaciones de mejorar su imagen pública. Pero esto claramente no es culpa de las organizaciones donatarias (beneficiadas), sino de las empresas, o de la opinión pública o los medios de comunicación que dejan o hacen limpiar rápidamente la imagen de las empresas por las donaciones benéficas de éstas. Por último el dinero de los particulares o de los "tarados" como el Sr. Zúñiga se autodenomina queda claro que sólo va a ingresar al patrimonio de Un Techo para Chile cuando ellos lo dispongan expresamente por una donación y no por medio de los tributos ni menos por depositarlo en un banco que podrá disponer libremente sólo de sus ganancias (intereses en créditos fundamentalmente).

Para finalizar este ya muy largo comentario quisiera acusar públicamente a algunas de las críticas que se le hacen a las organizaciones privadas con fines sociales. Sólo a aquellas que ni siquiera se dan el trabajo de tener un argumento informado y que por eso parecen más capricho que otra cosa. Pienso que éstas revelan la actitud pasiva (o perezosa), irresponsable y poco osada de algunas personas que postulan por los cambios o "reformas estructurales" que sólo puede lograr el Estado, no queriendo ver que los cambios los van haciendo día a día las personas comunes y corrientes. Es responsabilidad de todos. No me queda más que invitar cordialmente a aquellas personas a que visiten un campamento.

atte.

S.T.

Estudiante de Derecho

Voluntario de Un Techo para Chile

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