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VENEZUELA - Análisis del resultado de las elecciones parlamentarias de diciembre 2005

Juan Carlos Bossio Rotondo

Jueves 15 de diciembre de 2005, puesto en línea por Juan Carlos Bossio Rotondo

Las recientes elecciones legislativas venezolanas han puesto en manos del Comandante Chávez el Congreso de su país, pero no le han aportado toda la legitimidad política que él esperaba. Por una parte, los partidos de oposición no concurrieron al escrutinio, salvo el Movimiento al Socialismo. Por otra parte, los electores desertaron mayoritariamente las urnas. Ambos hechos eran esperados por el gobierno norteamericano, así como por la oposición venezolana, e incluso por el propio gobierno. No debe extrañar, en consecuencia, que lo celebren.

Los opositores que boicotearon las elecciones alegaron que las autoridades electorales responden mayoritariamente a los designios gubernamentales. No existía posibilidad, en su opinión, en consecuencia, de controlar los resultados, ni de amparo debido, en caso de fraude. Los observadores de la Union Europea y de la Organización de Estados Americanos no detectaron sin embargo anomalía importante alguna en el ámbito nacional, aunque sí, incumplimientos locales y puntuales de la legislación electoral. La participación de la oposición habría permitido eventualmente consignar alguna. En principio, las elecciones han sido limpias, y no existe razón alguna para dudar de su legitimidad. Incluso previamente se había eliminado el « captahuellas », en respuesta al principal reclamo de la oposición respecto el voto electrónico; el cual, dicho sea, no había sido observado ni por la UE ni por la OEA.

En realidad, la principal objeción es la escasa participación de la ciudadanía. El gobierno se escuda en que la abstención electoral generalmente es elevada en Venezuela, salvo cuando la baza es particularmente importante. En las elecciones legislativas de julio del 2000 alcanzo 43.7%, en aquellas convocadas para elegir a la asamblea nacional constituyente, en julio de 1999, 53.8%. Sin embargo, en las elecciones presidenciales de diciembre de 1998 fue bastante menor, 36.5% solamente. En todo caso, en las recientes elecciones parlamentarias, ha sido muy significativa.

¿Cómo explicarla? En primer lugar, por el boicot por la mayor parte de la oposición. Los partidos que la conforman son dispares y no han logrado una plataforma única capaz de llevarlos al poder. Contaban sin embargo con esa arma. Cuyo uso, en este caso, era apoyado por el escaso interés en el escrutinio. En Venezuela interesa en bastante mayor medida la elección presidencial, con mayor razón en momentos en los cuales el Comandante Chávez polariza los afectos y los rechazos. La elección no ponía en juego su mandato. Quien sabe por ello, y, sin rival aparente, el chavismo se desmovilizó. Algunas informaciones periodísticas señalan que en varias zonas electoralmente gubernamentales la participación ha sido muy débil. El gobierno ha insistido asimismo en el efecto de las lluvias y en actos de desestabilización, incluida la explosión de un oleoducto. La Union Europea señala el sesgo de los medios de comunicación privados en favor de los dos viejos grandes partidos; implícitamente subraya el tratamiento por esos medios, de su retiro de la contienda electoral. Pero se subraya asimismo la intervención repetida del Presidente venezolano, lo cual muestra ingerencia del ejecutivo en decisiones que corresponden al poder electoral. Estamos, evidentemente, en una situación atípica.

El propio chavismo reconoce la importancia y las consecuencias del amplísimo ausentismo, y ha llamado a sus partidarios y dirigentes a reflexionar al respecto, incluso a una auto-critica. Su reacción es saludable. La es menos cuando acusa de « mentirosos y derechistas » ambos informes, por decirlo oficialmente. No acepta que aquel de la UE lo utilice para señalar que « amplios sectores de la sociedad venezolana no tienen confianza en el proceso electoral ni en la independencia de la autoridad electoral». Supongo que le molesta asimismo que el informe de la OEA subraye los ámbitos del diálogo que debería establecerse con la oposición, para que el país recobre la normalidad y se pueda realizar con la calma requerida la próxima elección presidencial. Probablemente no formaba parte de sus atribuciones pero no pueden ser soslayados : « la elección del Consejo Nacional Electoral, el sistema automatizado de votación, la normativa electoral, el Registro Electoral Permanente y el proceso de cedulación, el desarrollo de un sistema de partidos políticos con fórmulas transparentes de financiamiento, el sistema de elección parlamentaria para asegurar la representación proporcional de las minorías, y el fortalecimiento del principio de separación, independencia y equilibrio de poderes –principio fundamental de toda democracia presidencialista ». Y que ambos informes omitan, a mi modo de ver equívocamente, diversas alegaciones gubernamentales.

¿Cuales son los efectos de estas elecciones? Los informes de la OEA y de la UE las legitiman. El primero es particularmente importante, pues inhibe la aplicación eventual de la Carta Democrática de esta organización. La oposición parecería dispuesta a aceptar los resultados. No existe indicio alguno de que trate de ganar una vez más las calles y paralizar la producción. La amenaza de violencia, o de atentado, parece marginal. Por el contrario, el segundo partido de oposición más importante, el social cristiano Copei, ha aceptado dialogar con el gobierno. Aquel mas importante, Acción Democrática, se alinea más con el gobierno norteamericano que de la social democracia, de la cual se reclama. En todo caso, la internacional socialista se guiará por el informe de la UE. Debería analizar el comportamiento de AD y llegar a las conclusiones necesarias. Por otro lado, algunos calificativos utilizados por ésta son exagerados. La dominación cada vez mayor del Movimiento V Republica, el partido gubernamental, no expresa de manera alguna una tendencia al partido único. Los partidos opositores no fueron impedidos de participar; y los observadores internacionales desdeñan sus razones. Chávez no es Castro. En todo caso el análisis político ganará cuando se estudie el ausentismo, separando su incidencia en zonas dominadas por el voto chavista o por aquel de la oposición.

Venezuela tenía todo para integrar el conflicto social y político en un esquema de desarrollo durable : una renta petrolera importante, dos grandes partidos políticos representando las principales opciones internacionales de centro derecha (democracia cristiana) y centro izquierda (social democracia), así como la primera experiencia eurocomunista latinoamericana (Movimiento al Socialismo), una organización sindical representativa de las principales tendencias políticas, aunque limitada a la economía formal y en especial a las grandes empresas. ¿Qué pasó en Venezuela? El consenso se rompió, el esquema de desarrollo quebró, en parte por la corrupción, en parte porque no beneficiaba a la mayoría, desposeída, a la cantidad enorme de trabajadores informales. La renta petrolera fue despilfarrada por una minoría. Era común identificar a los venezolanos pudientes en Miami. Cuando compraban en tienda de lujo, luego de informarse acerca del artículo que deseaban, pedían “déme dos”. Y la fuga de capitales fue considerable. Al disminuir sensiblemente los precios del carburante, el esquema empezó a derrumbarse, se agudizaron los conflictos entre los escasos beneficiarios del sistema, el cual ingresó en grave crisis, al golpear seriamente a los sectores medios y pobres, y favoreció a la insurgencia militar. A principios de los 90 pasé unos días en Maracay, invitado por la directora de una ONG casada con un oficial de la aviación. La casa era frecuentada por muchos oficiales; se hablaba de revolución, y las preguntas acerca de Velasco Alvarado fueron numerosas.

Se quiera o no, Chávez goza de reconocimiento internacional más allá de la izquierda radical y del altermundialismo. Su reciente visita a Francia fue marcada por su elogiosa recepción por el Presidente Jacques Chirac y por el Primer Ministro Dominique de Villepin, quien lo recibió con un discurso en castellano sobre las relaciones franco-venezolanas. La acogida del premier galo tiene especial significación, pues él representa, en la hora actual, al unísono, la tradición y el futuro gaullista : la resistencia a la hiperpotencia norteamericana, y el neutralismo activo en todas las esferas del cuadrante planetario.

En Chávez debería distinguirse, para bien y para mal, sus declaraciones, de su política. A diferencia de Velasco Alvarado, de quien se considera discípulo, el verbo del comandante muchas veces es excesivo. Meses atrás un destacado economista ginebrino, cuyos planteamientos políticos son bastante moderados, regresó encantado luego de un viaje de estudios destinado a analizar, in situ, con rigor e independencia, la reforma agraria y la política educativa chavista. Pretendo el mismo análisis, en las áreas que estudio. Dicho sea, no estoy de acuerdo con Chávez en abandonar la batalla por la CAN y en partir individualmente a Mercosur. Al igual que Velasco Alvarado, me siento andino, soy andino; y por tanto partidario de una Comunidad Andina de Naciones dotada de atribuciones, responsabilidades y mecanismos de participación ciudadana ampliados, consistentes. Que negocie, luego, su asociación, en igualdad de condiciones, con Mercosur, y luego en el ámbito internacional, el contexto que permita su desarrollo durable.

Para quienes pretendemos un análisis objetivo del fenómeno chavista, nos preocupa la propaganda que le hacen tanto el gobierno norteamericano, como la oposición venezolana. La reacción de muchas personas no se ha hecho esperar. En varios países se desarrolla actualmente el chavismo. Es probable que en las próximas semanas gane la primera vuelta de las elecciones bolivianas Evo Morales. Dado el efecto multiplicador que puede tener ese triunfo, no se descarta su posterior triunfo en la segunda vuelta. En Perú, gana cada vez mayor importancia Ollanta Humala, un militar retirado, que ha abrazado las banderas de Velasco Alvarado y de Chávez, y enardece el sentimiento anti-chileno de diversos sectores de la población. Rechazo esta última opción, la cual, muy lamentablemente también está presente en Bolivia. Los electores deben pronunciarse con conocimiento de causa, en función de los planteamientos y de las posibilidades de realizarlos. Temo que muchos lo hagan en mérito de las naturales rechazos a los ataques norteamericanos; o de sentimientos ultra-nacionalistas que no comparto.

Ornex, Francia, 7 de diciembre de 2005.


Escribí estas notas a pedido de Fulvia, la menor de nuestras hijas, interesada en conocer mi interpretación de las elecciones parlamentarias venezolanas de diciembre de 2005. Ese texto le es dedicado.

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