ESTADOS UNIDOS - Obama recibe premio Nobel de la paz y justifica las guerras necesarias

Cuando uno analiza algunas personalidades internacionales que ostentan el poder de decidir sobre el planeta se pregunta de una manera ingenua ¿cómo los pueblos de la humanidad pueden creer en falsas imágenes? creadas en los laboratorios de las grandes trasnacionales, o en las grandes cadenas de prensa, o en empresas dedicadas a la imagen y a manipular a las masas. Imágenes con mensajes subliminales sobre el origen de los políticos, la raza y la religión, en el marco de una familia típica clase media o adinerada.

Tal vez muchas personas consideran el modelo de vida estadounidense como el paradigma donde refugiarse, tantas veces mostrado por el cine estadounidense, allí donde miles de inmigrantes eran recibidos en el puerto de Nueva York a inicios y mediados del siglo XX, con la consagrada y vilipendiada estatua de la Libertad en la entrada de la Bahía neoyorkina, vendada con una balanza de equilibrio y justicia que no puede ver. Hoy un nuevo mito electoral se quita la careta, no porque nosotros creyéramos en el, que por su origen negroide, su pasado tercermundista familiar, su perfil bajo en su campaña electoral, basado en su mensaje a la bases de su sociedad y su cambio, recuperando las capacidades sociales, olvidadas por los gobiernos republicanos de George Bush, representara un cambio.

Nuevamente en el tapete el mundo unipolar y la economía neoliberal

Obama luego de varios meses de gobierno de incongruentes mensajes, navegando entre su partido demócrata, pero siguiendo el derrotero del legado Bush, incluido su ministro de Defensa y Asesores, salvando a los banqueros y las trasnacionales sobre los ahorros de los miles de estadounidenses, surge como un nuevo Halcón, con la virtud de que le regalaron un Nobel, al novel presidente afro del fortalecido imperialismo, con portaviones, bases militares en varias regiones de América Latina y una mayor presencia militar en Irak y Afganistán

Pero para que no nos acusen de panfletarios, citaremos alguna parte de dos discursos que son asintomáticos de la nueva imagen del presidente de EEUU, en su discurso ante los militares en la Academia de West Point, reafirmaba el envío de nuevas topas a Afganistán, al informar que “En primer lugar, seguiremos una estrategia militar que frenará el impulso del Talibán y aumentará la capacidad de Afganistán en los próximos 18 meses. Los 30,000 soldados adicionales que estoy anunciando esta noche serán desplegados a inicios del 2010 al paso más rápido posible para que puedan ir en pos de los insurgentes y resguardar centros poblados clave. Aumentarán nuestra capacidad de entrenar a Fuerzas de Seguridad afganas competentes y de asociarnos con ellas para que más afganos puedan participar en la lucha. Y ayudarán a crear las condiciones para que Estados Unidos transfiera responsabilidades a los afganos”.

Otro argumento esgrimido por Obama, refleja las viejas tesis aplicadas en Indochina, al justificar su política militar, al afirmar que “en primer lugar, hay quienes insinúan que Afganistán es otro Vietnam. Alegan que no es posible crear estabilidad allí y que nos resulta más conveniente cortar por lo sano y retirarnos rápidamente. Yo creo que este argumento se basa en una interpretación falsa de la historia. A diferencia de Vietnam, nos acompaña una extensa coalición de 43 países que reconocen la legitimidad de nuestros actos. A diferencia de Vietnam, no enfrentamos una insurgencia popular general”.

También en este discurso mostró un EEUU que solo ve su persona y el departamento de Estado, al decir que “Nos hemos unido a otros para ser los arquitectos de varias instituciones –desde las Naciones Unidas hasta la OTAN y el Banco Mundial que velan por la seguridad y prosperidad común de los seres humanos. No siempre nuestros esfuerzos fueron reconocidos, y a veces cometimos errores. Pero más que cualquier otro país, Estados Unidos de Norteamérica ha respaldado la seguridad mundial durante más de seis décadas, un periodo que, a pesar de todos sus problemas, ha visto muros que caen, y mercados que se abren, y miles de millones que superan la pobreza, logros científicos sin paralelo y el avance de las fronteras de la libertad humana”.

Pero paradójicamente luego de este discurso

Obama se presento en Oslo, Noruega donde el mandatario estadounidense aceptó el Premio Nobel de la Paz, aunque “reconoció su papel como líder de una nación en guerra y subrayó que un conflicto bélico puede ser moralmente justificado. A veces la guerra es necesaria, y en cierta medida la guerra es una expresión de los sentimientos humanos”,

Una mención que raya la hipocresía de esta institución, luego de otorgar esta mención a personas de la talla de Nelson Mandela, la Madre Teresa y Martín Luther King, que con sus vidas ofrendaron el sagrado derecho de la paz, la independencia de su pueblo y una vida ofrendada al apoyo a los humildes, victimas del modelo que hoy defiende un descendiente de estas naciones tercermundistas.

Como un slogan cargado de imperialismo, el mandatario estadounidense defendió el derecho a su violencia armada y dominación de los pueblos, al afirmar que “EEUU ayudado a asegurar la seguridad mundial durante más de seis décadas con la sangre de nuestros ciudadanos y la fuerza de nuestras armas”, afirmó, destacando los conflictos en Europa y Asia. “El servicio y el sacrificio de nuestros hombres y mujeres en uniforme ha promovido la paz y la prosperidad desde Alemania a Corea, y ha permitido que la democracia se instaure en lugares como los Balcanes. Nuestras acciones importan y pueden inclinar a la historia en la dirección de la justicia”.

Al final de estas citas emanadas por Obama en su últimos discursos, solo queda imaginarse que futuro le queda al tercer mundo, a los países explotados por las naciones desarrollas y su multinacionales, que han dominado por la fuerza a nuestros países. Parece que somos injustos y no aceptamos ser peones de la mayor maquinaria de muerte. Será que Obama no se acuerda de la guerra química, que afectó hasta sus tropas; de las bombas inteligentes que destruían viviendas en Irak y Afganistán. Será que nada de esto existió y que en el cuentito del nuevo demócrata convertido en halcón, solo se ve al mundo como un trofeo para su imperio.

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