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PERÚ-ESTADOS UNIDOS - El APC-TLC Perú-EEUU y las elecciones parciales norteamericanas

Juan Carlos Bossio Rotondo, Poder Ciudadano

Jueves 3 de agosto de 2006, por Dial

El Acuerdo de Promoción del Comercio Perú- EEUU no ha sido ratificado por el parlamento de este último y con ello el optimismo del gobierno peruano ha cedido el paso al desconcierto y la preocupación. No se suscribirá durante el mandato de Alejandro Toledo y no se sabe bien cuando será analizado por el parlamento norteamericano.

Unos piensan que en septiembre u octubre; otros, después de las elecciones parciales del 7 de noviembre. Tampoco se sabe si será votado por los actuales titulares de los escaños o por quienes los substituirán a mediados de enero del próximo año. Y aparece en el nuevo acertijo uno mayor. Se llega a dudar incluso si será ratificado. Otra no puede ser la interpretación de unas declaraciones recientes de Pedro Pablo Kuczynski : “ Me preocupa si en las elecciones los republicanos pierden escaños ¿Cuál será el ambiente?”. Ciudadano norteamericano, el insólito aún primer ministro peruano sabe bien lo que dice. Es distinto el optimismo de fachada de Arturo Woodman, el candidato a vicepresidente del más importante partido de la derecha peruana en las recientes elecciones, quien pide que la postergación no sea motivo de preocupación. Interesado en particular en la privatización portuaria, piensa probablemente que las relaciones de su mentor (el apóstol financiero Dionisio Romero Seminario) con el presidente electo, lo sacarán de apuros, al menos en un primer momento. Eduardo Farah, el líder de los industriales es más realista : perderemos, ha dicho; y, para evitarlo, necesitamos que las ventajas arancelarias de la Le y de Promoción Comercial Andina y Erradicación de la Droga (ATPDEA) sean prolongada seis meses, hasta que el APC sea aprobado por los congresistas norteamericanos. ¿Lo será?

Recordemos brevemente el panorama congresal de la superpotencia. Los republicanos, quienes son, como se sabe bien, ampliamente favorables a los tratados comerciales que imponen el dominio de su país, son mayoritarios en ambas cámaras del parlamento norteamericano. Tienen 11 escaños más que los demócratas en el senado (55 frente a 44 demócratas, más 1 independiente); 30, en diputados (231 contra 201 demócratas más 1 independiente). En principio, el pronóstico era fácil. Sin embargo, la votación del Tratado de Libre Comercio de América Central y la República Dominicana (CAFTA-RD) en la cámara baja fue muy cerrado (217 contra 215) . El escenario se ha repetido prácticamente en la reciente votación del APC Omán- EEUU : 221 contra 205. Fue aprobado por una estrecha mayoría de 9 votos.

Este caso es aleccionador. Omán es una pieza importante de la estrategia norteamericana en el golfo pérsico, y por extensión en el Medio Oriente, un mediano productor de gas y en menor medida de petróleo, y sus recursos financieros son importantes. Rechazar el APC con este país habría tenido repercusiones muy negativas para EEUU en los países del golfo. Aunque solo recientemente aceptó el derecho de los trabajadores a la sindicalización y la negociación colectiva, su gobierno se ha comprometido a modificar substancialmente la legislación laboral del país y a mejorar de manera sensible su administración del trabajo, respondiendo, de esta manera, a las críticas de los parlamentarios demócratas. El sistema laboral peruano reconoce el derecho a la sindicalización y la negociación colectiva. Los congresistas demócratas señalan que no se reconoce su ejercicio efectivo. La diferencia de apreciación puede desaparecer sin embargo en el debate, y profundizarse, en particular si no se adopta y promulga la nueva Ley General del Trabajo peruana. Por cierto, la opinión del conjunto de los congresistas de uno u otro partido, sólo será conocida cuando el acuerdo sea debatido por el pleno de cada cámara. En la votación simulada en la Comisión de Medios y Arbitrios, al APC Omán-EEUU le había ido algo mejor que al APC Perú-EEUU : 23 diputados votaron a favor y 11 (2 menos), en contra.

La preocupación de Kuczynski se explica. Por un lado, la estrecha mayoría de 9 votos alcanzada en el caso Omán puede esfumarse, conforme se acercan las elecciones parlamentarias. Por otro lado, es probable que las fechas en que se completará la discusión y se votará el APC Perú-EEUU, coincidan parcialmente con aquellas correspondientes al APC Colombia-EEUU. Las reticencias que éste genera podrían unirse a las que suscita el negociado con nuestro país. Su conjunción puede provocar, incluso, la postergación de la votación de ambos acuerdos hasta la entrada en funciones de los congresistas que serán elegidos en noviembre.

Las perspectivas parlamentarias republicanas son bastante complicadas. El Presidente Bush ha dejado de ser la locomotora que les permitió ratificar el control de las dos cámaras. Por el contrario, con la amplia diferencia de opiniones negativas que suscita, según la encuesta de IPSOS de los días 10 a 12 de julio (63% de rechazo, 36% de aprobación), muchos se preguntan si no afectará sus posibilidades electorales. La encuesta de Pew Research Center de fines de junio da a los demócratas una ventaja de 12 puntos porcentuales (51% contra 39% ). A 3 meses y medio de la elección, es insuficiente para asegurar la victoria. Pero el gobierno debe afrontar diversos problemas, entre los cuales las diferencias que separan a sus dos alas (la postergación del debate migratorio es sintomática) y los demócratas se están movilizando y han logrado financiar ampliamente su campaña. Pew comenta que se respira un aire similar al de las elecciones de 1994, cuando los demócratas perdieron la mayoría en ambas cámaras.

¿Cuál es el panorama? Como se sabe bien, 34 plazas de senador serán sometidas a escrutinio; 21 son ejercidas por republicanos, 13 por demócratas. Si, en el balance de ganancias y pérdidas, los republicanos pierden 6 escaños, su partido dejará de ser mayoritario en la cámara alta. Si en similar balance, pierden 16 diputados, del total de 231 actuales, sucederá igual en la cámara baja. Los votos de las dos principales minorías (latina y negra americana) pueden ser decisivos. Una reciente encuesta de Pew Hispanic Foundation señaló la caída substancial, en las intenciones de voto favorables a los republicanos, de la penetración lograda en el electorado latino por el Presidente Bush hace 2 años. Lo cual explicaría su inesperado coqueteo con la Asociación para el Progreso de la Gente de Color (NAACP), la principal organización negra americana.

Frente a las perspectivas electorales, Dick Cheney ha llegado a afirmar que el conflicto Israel-Hezbollah plantea una vez más la necesidad de sostener la política anti-terrorista norteamericana. Pedía, por ello, el apoyo a su partido en las próximas elecciones parlamentarias. No se sabe aún cómo repercutirá en la opinión norteamericana el conflicto israelo-libanés. Sin embargo, días después de sus declaraciones, CNN hizo públicos los resultados de una encuesta sobre el tema, llevada a cabo por su cuenta por la Opinion Research Corporation : 45% de los entrevistados desaprobó la manera como la administración Bush enfrentaba el conflicto; 38% la aprobó; y, hecho importante, una proporción relativamente elevada (17%), no se pronunció. La evolución de este último segmento influenciará sin duda en las repercusiones de este conflicto en la coyuntura política norteamericana. No obstante, 65% de las personas interrogadas consideró que su país debía mantenerse al margen. Perder una cámara plantearía problemas importantes a Bush. Perder dos, sería una catástrofe. Para él; no para la humanidad. Deberá reformular aspectos centrales de su política y llegar a acuerdos con los demócratas en temas fundamentales. No será el momento más apropiado para enviar el APC Perú-EEUU al congreso. Luego, cuando entren en funciones los nuevos titulares de los escaños, podría ser más azaroso, incluso.

Estos hechos y tendencias invitan una vez más a la reflexión. El acuerdo no ha sido debatido debidamente. Asimismo, existen serios indicios de que nuestros parlamentarios lo conocieron a último momento y por ello no lo estudiaron con rigor ni mucho menos. Por otro lado, no se han analizado las consecuencias de un acuerdo similar, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en la economía mexicana. Hay que evitar, igualmente, que para superar las reticencias que suscita el APC Perú-EEUU, se hagan nuevas concesiones comerciales. Así sucedió, muy lamentablemente, en la fase final de aprobación, por el congreso norteamericano, del CAFTA-RD. Por otro lado, se impone de manera creciente la prolongación del ATPDEA. Una iniciativa de los diputados demócratas Charles Rangel, Jim McDermott y William Jefferson (HR 5070) permite relanzar el tema.


Fuente:

Poder Ciudadano, numéro 8.

http://www.poderciudadano.net/8/actualidad.html#apctlc

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