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BRASIL - Cambios necesarios
Bruno Peron Loureiro
Jueves 13 de enero de 2011, por ,
Gozamos profusamente del Internet por una ironía en los caminos de la tecnología. Ella fue formulada en los alrededores de 1989 como un recurso militar de descentralización de la información estratégica de los Estados Unidos en tiempos de guerra fría.
Tengo acceso frecuente a noticias y opiniones a través de portales y blogs de Argentina, Perú, Venezuela, México, Nicaragua, República Dominicana, entre tantos otros países de donde apenas me llegan rumores en el caso que me informe por los decadentes medios convencionales.
Los periódicos locales mastican parágrafos de las principales agencias de noticias nacionales, Estado y Foja, que creen en la prevalencia de la economía (“El PBI del país aumentó o cayo tanto…”; “El ministro de Hacienda dice que…”) sobre cualquier otro aspecto que el periodismo tiene el deber de relatar.
Si no fuera por la herramienta del Internet, sería difícil conocer el otro lado, visiones alternativas o hasta que sucede en nuestros países vecinos, una vez que el servicio de televisión NET ofrece nada más que los enlatados estadounidenses y algunos obsoletos canales europeos. Todo de pésima calidad. Para encubrirlo, vienen con las etiquetas de “Digital”, “HD”, “Full HD”…
No es posible que esta empresa monopólica de televisión pagada por cable en Brasil no transmita un solo canal de Venezuela o de Colombia, o de Argentina, o de Chile. En su lugar programas estadounidenses intercalados de una elevada –y extenuante– carga de publicidad.
Algo parecido sucede con la radio brasilera, en vista que la mayoría de las estaciones de FM alternan cinco o diez canciones al día junto a la insoportable divulgación de empresas y servicios. Otra mafia. El gobierno dificulta siempre la transmisión de las radios comunitarias. Es más fácil grabar un disco compacto (vulgo CD) con veinte canciones que hacerlo en MP3 con más de cien.
Este proceso de sectarismo tiende a desmoronarse cuando se cae la máscara del ídolo EE.UU. El vaciamiento de las comunicaciones diplomáticas de este país por Wikileaks alcanza a impresionar esta vez aún a los más crédulos en el sistema gringo. A menos que sean tan creyentes al punto de rozar la imbecilidad. Estados Unidos se burla del mundo e interfiere con el fin de vender sus mercancías. Sin novedad.
Brasil será para algunos el “corazón del mundo”, para otros idealistas un “país del futuro”, para mí es un país sangrado hasta el límite, porque se alineó con un pueblo malandro que culpa a los otros de su propia desgracia. ¿Cuál de ellos será? No lo sé, esperemos que los idealistas tengan razón. Para ello será necesario renovar la tripulación que lleva el barco, comenzando por los lobbistas del gobierno.
La industria maderera del eucalipto en la autopista estatal (cedida al lucro por el corrupto sistema de concesiones, en el que el gobierno saca el cuerpo a los gastos sin reducir los impuestos) entre Anhembí y Botucatu, en el interior paulista, atestigua mi versión. El “desierto verde” se convierte luego en barrancos y terrenos infértiles y en el agotamiento de los recursos de la tierra.
Nuestro país es el mayor exportador mundial de carne bovina. La precipitada aprobación en el Congreso Nacional de la nueva ley ambiental que descriminaliza la tala de árboles en el Norte del país para el aprovechamiento pecuario, es una luz verde para el crimen. Ser parlamentario en Brasil es un gran negocio. Ellos se presentaron con un 60% de auto aumento en su salario.
La política es una ardua tarea, pero no es una profesión. Diputados y senadores deberían ganar lo mínimo posible para la supervivencia. Su función jamás debería ser confundida con una carrera, sino como un deber o una forma alternada para que ciudadanos brasileros discutan y legislen sobre el país.
Falta competencia para proponer un Brasil para los brasileros y no un Brasil que exporta la mayor parte de sus riquezas naturales y nos deja elevados precios de combustible y alimentos básicos como la carne y el queso. El país sufrió en estos dos últimos meses de aumentos ostensivos en los precios de estos productos.
La diplomacia brasilera se unió a la mayoría de los países sudamericanos para apoyar la creación de un Estado Palestino. Los israelíes se expanden y oprimen al pueblo árabe del Oriente Medio, que pide ayuda internacional. El impasse entre árabes y judíos significa otra brecha para la paz.
Es preciso que el Brasil emigre de una paz inusual a una paz real, o sea que el pueblo reconozca cuanto es necesario hacer para destituir a los corsarios y defender sus riquezas. Sin este precedente no existe moral para meternos en el conflicto milenario irresoluto del Oriente Medio. Quien sabe, de la otra forma comencemos a latir como “corazón del mundo”.
Traducción: Miguel Guaglianone
