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MÉXICO - El adiós de López Obrador: “(Hicimos) mucho entre todos y desde abajo”
Gerardo Villagrán del Corral, Estrategia.la
Lunes 30 de septiembre de 2024, puesto en línea por
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2 de septiembre de 2024 - Estrategia.la - Ante una multitud, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO), defendió en la principal plaza pública del país, El Zócalo de la capital, su legado para construir una «patria nueva» durante su último informe de gobierno, marcado por las críticas de Estados Unidos a una reforma judicial que heredará su sucesora Claudia Sheinbaum.
El mandatario se despidió de miles de seguidores, con un discurso de casi dos horas de presentación de su sexto y último Informe de gobierno, dejando la presidencia con una aprobación popular del 73%, que quedó reflejado por lo inédito del vínculo entre el mandatario y las miles y miles de personas que se dieron cita para escucharlo. Por primera vez un presidente rindió cuenta ante el pueblo.
Vamos a terminar el sexenio con un crecimiento promedio de uno por ciento, algo verdaderamente excepcional ante un entorno económico extremadamente difícil en el país y en el mundo, señaló. Dijo que el crecimiento de la deuda pública fue menor, de 4.9 por ciento, que en los sexenios de Felipe Calderón y Peña Nieto Calderón, con aumento respectivamente de 7.4 y 8 puntos del producto interno bruto.
Sheinbaum garantiza la continuidad el proyecto y cuenta con una legitimidad lo suficientemente sólida como para hacer frente a las asechanzas abiertamente injerencistas de Estados Unidos y a los escarceos golpistas procedentes del Poder Judicial, uno de los últimos reductos de los sectores oligárquicos desplazados en 2018.
«Estamos viviendo en una auténtica democracia, construyendo una patria nueva», dijo AMLO durante el último recuento de su sexenio de gobierno en el que, aseguró, buscó «revertir la decadencia que se produjo con la política neoliberal» y «fincar las bases para iniciar una etapa nueva como la Cuarta Transformación», agregó entre ovaciones.
En sus seis años la presidencia de López Obrador conservó y amplió su vínculo con la mayor parte de los sectores populares, a los cuales reconoció como protagonistas de la historia y cuyo respaldo convirtió en un refrendo del apoyo al proyecto político conocido como Cuarta Transformación, el cual arrasó en los comicios del pasado 2 de junio con Claudia Sheinbaum como abanderada presidencial y con un programa que da continuidad, extensión y profundización a la obra de su gobierno.
En los últimos seis años México ha experimentado una transformación de gran calado aunque no se logró cumplir en su totalidad con los puntos prometidos sobre todo en el compromiso de la transformación: lucha contra la corrupción, la evasión fiscal, los gastos suntuarios y el huachicol; reorientación de una porción sustancial del presupuesto público a las necesidades sociales más acuciantes.
Asimismo, en la realización de grandes, medianas y pequeñas obras de infraestructura en todo el país –principalmente, en sus regiones más deprimidas–; rescate de las dos empresas energéticas del Estado –Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad–; política exterior soberana; recuperación de los salarios y de las pensiones y fortalecimiento del sistema de salud pública; fin de las concesiones mineras y apoyos diversos a la economía popular, entre otros rubros.
Hubo temas donde los avances siguen siendo insuficientes, como el de la seguridad pública, pese a que se logró disminuir los índices delictivos respecto a los sexenios anteriores. La más relevante de las asignaturas pendientes que deja este gobierno es el pleno esclarecimiento y la justicia en torno a la atrocidad perpetrada el 26 de septiembre de 2014 en Iguala, Guerrero, contra estudiantes de la normal de Ayotzinapa.
Ya basta de complejos, porque ni nos vamos a acomplejar ni vamos a permitir que nos sigan acomplejando. México es una potencia cultural en el mundo.
Sin embargo, advirtió que “aún con lo mucho que se ha logrado, todavía es notorio el atraso que padecemos por el largo y tormentoso periodo en que el gobierno estuvo en manos de oligarcas insensibles, que nunca se preocuparon por el bienestar del pueblo y sólo se dedicaron a saquear e impedir el progreso con justicia de quienes nacimos, vivimos en este paraíso llamado México”.
“Quiero confesar aquí, desde la principal plaza pública de México, donde tantas veces nos concentramos durante nuestra lucha por la justicia y la democracia: me voy a jubilar con la conciencia tranquila y muy contento, por haber logrado, con el apoyo de millones de mexicanos, reducir la pobreza y la desigualdad en el país. Pero también me voy tranquilo porque se entregará la banda presidencial a Sheinbaum Pardo.
Se puede estar de acuerdo o no con el gobierno de López Obrador, pero sin duda ha transformado al país, y que ello se ha logrado con la participación activa de los sectores mayoritarios de la sociedad o, como lo dijo en el Zócalo el propio mandatario, “es mucho entre todos y desde abajo”.
López Obrador entregará el mando el 1 de octubre a su copartidaria Claudia Sheinbaum, primera presidenta de la historia de México, elegida con casi 36 millones de votos (60% de los sufragios) en los comicios del pasado 2 de junio, quien heredará un paquete de reformas constitucionales entre las que destaca una reforma del poder judicial, que opositores –y EEUU– ven como un preocupante lance autocrático del oficialismo.
La columna vertebral del proyecto plantea la elección de jueces y magistrados por voto popular, para acabar con los privilegios de un poder judicial al servicio de las élites. Sus detractores replican que politizará la justicia y minará su independencia. En pleno discurso AMLO preguntó si prefieren que los jueces sean electos por los legisladores o por el pueblo: los miles de simpatizantes en el Zócalo respondieron: «el pueblo».
«Esto ayuda a entender cuál es el sentimiento del pueblo y también para que lo internalicen nuestros vecinos y amigos de Estados Unidos», agregó el mandatario.
Gerardo Villagrán del Corral es un antropólogo y economista mexicano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE).
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