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BRASIL - Brindis ruin
Bruno Peron Loureiro
Domingo 12 de junio de 2011, puesto en línea por ,
"La tierra es del indio. La tierra - grita su conciencia - es mía. La tierra no fue del "blanco" español, ni es ahora de su descendiente el cholaje mestizo. ¿Por qué - se pregunta - voy a pagar impuesto de mi tierra; y pagar a otro hombre que no tiene ningún derecho sobre mi tierra? ¿Por qué me han de obligar a pagar impuesto de una tierra que no es de ellos? [...]¿Que esos impuestos serán para el indio? Mentira. Ningún ladrón roba para su víctima."
Fausto Reinaga. La revolución india.
¿Qué emergencia conmemora Brasil delante de su pueblo miserable y a los ojos del mundo? El país da muestras positivas y progresistas, pero sus voceros lloran por seguir el camino erróneo, el económico, justamente aquel que Brasil sirve en bandeja a las potencias mundiales, mientras que carecemos de las necesidades básicas para crecer como ciudadanos dignos.
La imagen que se transmite a los espectadores de otros países (sobre todo a inversionistas, promotores de eventos y turistas) se parece más a otro producto de los medios de comunicación y de sus estrategias de manipulación, según diría el lingüista gringo Noam Chomsky.
La prensa es un importante vehículo informativo y formador de opinión, sin embargo algunos medios abusan de la credulidad del pueblo brasilero y se hacen pasar por fiscales, por justicieros y hasta por órganos de gobierno, pero en realidad no pasan de ser megaproyectos convertidos en “reportajes” que usurpan el espectro público y movilizan fortunas en publicidad.
El partido político TV Globo realiza una labor positiva a la sociedad al develar los desvíos de dinero en la Prefectura de Campinas, una práctica condenable y hedionda, pero se transparenta el activismo político en sus programas de teleperiodismo, que han dedicado todo el tiempo a esta “materia”, basándose en acusaciones sin pruebas ni derecho a la defensa, y que consideran a todo el sistema representativo brasilero como putrefacto. Su acusación por tanto sería pertinente a todos los esquemas de corrupción que ocurren en casi todos los pasos municipales.
¿Por qué entonces la TV Globo solo habla de la Prefectura de Campinas?
Estas intervenciones son tan sorprendentes que exigen una revisión del tipo de ciudadanos que somos y del tipo que queremos ser, para llevar a este país gigante y prometedor hacia delante con humildad y sin pena de beneficiar, por ejemplo, al pueblo paraguayo con el aumento de las transferencias financieras por el excedente energético de Itaipú, o de recibir con los brazos abiertos a Venezuela como un nuevo país mercosureño.
Somos una comunidad de países, creceremos juntos.
La regeneración del mundo exigirá más de nosotros como ciudadanos actores, informados, perseverantes y trabajadores del bien, en detrimento de cualquier “representante” que se ponga en el camino con el discurso ingenioso de que defenderá nuestros intereses.
La preservación de los recursos de la naturaleza es una forma de estimular el músculo de la ciudadanía, como por ejemplo a partir del reciclaje de materiales producidos por el hombre.´
Idealizo algunas etapas del reciclaje:
1) Depositar residuos orgánicos en un contenedor, e inorgánicos en otro.
2) Realizar la separación habitual, pero priorizar el consumo de productos con empaques retornables.
3) Hacer la separación habitual, invertir en empaques retornables, y además consumir productos a granel, sin el “atractivo” de merchandising de empaques que a veces son más caros que el mismo producto.
4) Consumir producción para el bienestar colectivo, sin el artificio de la “obsolencia programada” que acorta a propósito el tiempo de vida de los productos.
Pasaremos de una etapa a otra al calor de nuestro compromiso. La superación de cada etapa depende de la acción y la acogida de los ciudadanos y no vendrá como un “regalo” de las “autoridades”. Así es que tendremos un índice del compromiso con el medio ambiente.
Los brazos de los peones cortadores de caña de azúcar no extraen toneladas diarias de este vegetal para abastecer la demanda interna de energía buena y barata, sino que están al servicio del “mercado internacional”, del producto que sea más “competitivo”. Así nos lo dicen los codiciosos propietarios de estas tierras de pestilentes monocultivos, que nos dejan a los brasileros lo peor de las aguas, de los aires y de los suelos, mientras que nuestro Código Forestal se hunde gracias a la devastación ambiental producida por el monocultivo y exportación de soya y carne.
Por eso entiendo que hemos pasado de una fase de insatisfacción a una de intolerancia con las vicisitudes de este modelo de crecimiento económico y organización social. En un primer momento la población perdía el aliento saliendo a las calles a impulsar los grandes cambios para el país, como en el movimiento redemocratizador de “Elecciones Directas Ya” en 1984, aunque fuera con el fuerte apoyo de los medios de comunicación hegemónicos. Ahora, la credulidad de los brasileros está en baja porque ya no saben más en quien confiar.
Urge entonces la inminencia de una sublevación popular en Brasil que destituya definitivamente la sobrante burocracia corrupta e ineficiente, a la que apoyaré y en la cual participaré.
Esta es una etapa necesaria para corregir la distorsión del desarrollo brasilero a fin de que se deje de confundirlo con crecimiento de la producción y del consumo. Reconoceremos entonces que el endeudamiento a largos plazos trae una satisfacción capciosa y momentánea.
Mientras tanto el brindis sólo lo realiza la cúpula de poder.