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ECUADOR - Informe político pre-electoral

Esteban De Gori, María Florencia Pagliarone, Ava Gómez, Bárbara Ester, Gisela Brito, Camila Vollenweider y Sergio Martín, CELAG

Viernes 18 de noviembre de 2016, puesto en línea por Claudia Casal

18 de noviembre de 2016 - CELAG.

Introducción

En Ecuador existe una coyuntura novedosa: Alianza PAIS (Patria Altiva i Soberana) se prueba con un candidato que no es Rafael Correa, como si lo fue en 2006, 2009 y 2013. Un escenario de correísmo sin Correa que se va a enfrentar a elecciones. La presencia de Lenin Moreno, como candidato a presidente, abre y reformula nuevos escenarios y disputas.

Un dato político no menor para la historia reciente ecuatoriana es que hace décadas que no se observaba un ciclo de estabilidad política. El último presidente que logró terminar su período de gobierno fue Sixto Durán Ballén en 1996. Entre 1979 y 2006 ningún partido político logró ser reelecto: los ocho presidentes electos de dicho período pertenecieron a diferentes formaciones políticas. Dicha inestabilidad llegó a impactar incluso en la propia percepción ciudadana de la política a tal punto que en el año 2007 solo el 8 % de los ecuatorianos confiaban en los partidos políticos.

Alianza PAIS ha establecido diversas novedades. Entre las más importantes cabría mencionar la génesis de una nueva identidad política, el cambio de la matriz productiva conjuntamente con el desarrollo de la ciencia y la tecnología y la puesta en marcha de políticas redistributivas inclusivas. Todo ello en el marco de una inserción soberana e inteligente en el sistema mundo globalizado.

Destaca también la capacidad de crear una estabilidad gubernamental y territorial que ha reordenado el sistema político dejando por fuera del juego político a los movimientos sociales (surgidos en los 80) y, sobre todo, al movimiento indígena. Si bien en sus inicios el gobierno de la Revolución Ciudadana tendió a recoger sus demandas en lo que respecta a la convocatoria a una Asamblea Constituyente, al rechazo a la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y al fin de la concesión de la base de Manta, a partir del 2009 la relación comenzó a resquebrajarse. Finalmente, de cara a las elecciones de 2017, el movimiento indígena nucleado en Pachakutik inició sus acercamientos hacia los sectores de derecha.

En su carta dirigida a Alianza PAIS el 30 de marzo de 2016, Lenin Moreno se refirió a dicho alejamiento afirmando “cada ciudadano debe ser un actor político y debemos establecer canales y mecanismos claros para escuchar sus voces, sus aspiraciones, sus deseos. Y también debemos tener propuestas para renovarnos y cambiar aquellos aspectos en las relaciones, en nuestros servicios y nuestras políticas que nos han alejado de alguno de esos sectores. Debemos preguntarnos por ejemplo, ¿Qué nos ha alejado de algunas organizaciones de mujeres? ¿Qué nos ha alejado de sectores del Movimiento Indígena? ¿Qué nos ha alejado de algunos sectores?”.

Pero a la creación de estabilidad, debemos agregarle otra condición de Alianza PAIS y es la elección de un sucesor que es “producto” del propio proceso de la Revolución Ciudadana. Lenin Moreno no es un outsider, ni una anomalía, ni un candidato por default. Es una expresión del proceso iniciado en 2007, del impacto de sus transformaciones, dinámicas y de las formas de administrar los conflictos entre los suyos y con los diversos sectores de la sociedad.

Con la continuidad de Alianza PAIS podemos observar una vuelta de los partidos o agrupamientos a la política ecuatoriana y una reconfiguración e instalación de un sistema y de una obediencia estable. Vuelve la política y reconstruye un escenario donde los partidos hegemonizan la escena frente a los movimientos sociales. La izquierda logró algo que la derecha no pudo lograr: orden. Una “regularidad de las cosas” que jugará como imaginación fuerte ante otros opositores que no pueden establecer mayores seguridades.

Alianza PAIS experimentará debate y pugna interna. Deberá establecer candidaturas legislativas, provinciales y ejecutivas. La forma de elección de candidatos propios puede continuar con una estrategia “desde arriba” o acordar con los dirigentes o espacios políticos locales. Si bien Correa es difícil que se retire del centro del ring –menos, conociendo la presencia de Jorge Glas como candidato a Vicepresidente- las dinámicas al interior de Alianza PAIS pueden establecer una trayectoria de acción de dirigentes que negocian bilateralmente su destino político con el propio candidato presidencial. Es muy posible que la positiva performance electoral aliente a negociaciones que sorteen alineamientos que se mantuvieron al interior del gobierno de Correa. Pese a una reconfiguración interna en torno a la figura de Lenin Moreno, Correa puede optar por intentar ser una figura condicionante “traccionando” a algunos miembros de un futuro gobierno. Ser la “conciencia interna” de un nuevo gobierno o alguien que se mantenga con cierta distancia en estado de “disponibilidad”.

Para la oposición de derechas, el candidato también es una novedad, en tanto “producto electoral”. Lenin Moreno, no solo tiene una perspectiva moderada con respecto al propio Correa, sino que la apelación al individuo y a los actores sociales lo pone en otro lugar distinto a la mirada estatalista, como indica la necesidad de ampliar la adhesión hacia otros actores.

En el crítico contexto internacional marcado por la reducción del precio del petróleo y de los precios de los commodities, el candidato se verá obligado por las circunstancias a establecer algunos giros respecto a Correa.

La interpelación de Lenin a un sector de las clases medias y a cierto electorado construyó una “ruta alterna” al propio Correa. La misma puede servir para contrarrestar la performance electoral de las derechas. Ello teniendo en cuenta que en Ecuador durante la última década se produjo un crecimiento de casi el doble de familias de clase media, pasando del 14 % al 27 %. Sin embargo, este crecimiento sigue siendo reducido en términos cuantitativos en tanto representa la cuarta parte del país.

Frente a ello, los partidos de oposición se encuentran ante varios dilemas. 1) Cómo acumular y organizar las críticas a Correa para ampliar una base electoral que hasta ahora no han logrado interperlar mayoritariamente. 2) Cómo asociar a la “herencia” correista un candidato oficial que se presenta con cierta perspectiva de cambio y reformulación. 3) Cómo polarizar el escenario ante un candidato que no está “dispuesto” a hacerlo discursivamente.

Esta pugna electoral no se dará en el vacío. El retroceso o entrada en zona de turbulencias de la izquierda latinoamericana es una dimensión que pesará en el clima electoral de estos meses.

Empresarios en campaña

La relación entre el gobierno de la Revolución Ciudadana y el empresariado ecuatoriano se ha caracterizado por cierta retórica que parecía ahondar en la conflictividad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el gran desempeño económico del gobierno de Rafael Correa ha permitido que en términos reales haya existido estabilidad más allá de algunos conflictos puntuales por determinadas leyes. Nadie puede dudar que esto ha favorecido al empresariado ecuatoriano, que ha logrado mantener un ritmo de ganancia notable y estable en esta última década.

Además, hay que tener en cuenta que existe una fuerte concentración del empresariado ecuatoriano y que la gestión de los últimos años tampoco ha conseguido reducirla. Los grandes empresarios desarrollan principalmente sus actividades en los sectores primarios y de servicios y, al igual que el resto de las actividades productivas que se desarrollan en el país, se organizan en Cámaras. Éstas, a su vez están integradas en una Federación [1]. Según el informe Panorama Laboral y Empresarial del Ecuador, en la última década ha crecido de manera notable el registro de empresas pequeñas [2]. En el año 2013, éstas constituían el 28,3% del total de empresas, pero acumulaban sólo el 0,7% de las ventas en el país. Por el contrario, las grandes representan el 3,8% de las empresas del país, pero acumularon el 73,4% de las ventas internas. Dejando de manifiesto esto datos la alta concentración de ingresos empresariales que tiene la economía ecuatoriana.

En cuanto a la participación por sectores en el comercio internacional, el mencionado informe indica que, entre 2009 y 2014, los productos primarios con poco valor agregado representaban, en promedio, el 79,2% de las exportaciones totales. Para este periodo, el petróleo fue el principal producto de exportación, representando el 65,3% del valor de las exportaciones del periodo, seguido del banano (13,1%), los camarones (8,2%) y las flores (4,1%). Sin embargo, debido a la fuerte caída del precio del petróleo desde finales del año 2014, estos porcentajes han sufrido modificaciones, representando las exportaciones de petróleo el 34,67% del total, seguidas del banano con el 15,32% y los camarones con el 12,44%.

Otro informe de la dinámica empresarial ecuatoriana, Ranking empresarial 2015, destaca 8 sectores económicos que lideran el mapa de las principales empresas del país [3].

En función de estos datos, vemos que a pesar de que desde el año 2014 las críticas desde el sector empresarial a las políticas del Gobierno se hicieron más fuertes, los ingresos de las empresas más grandes aumentaron en una mayor proporción que el aumento de la economía real, que para el año 2014 fue del 3,7%, lejos del fuerte aumento que registraron los ingresos de la mayoría de estas grandes empresas.

Sin embargo, el diagnóstico de partida de los grandes empresarios respecto de la situación económica es que durante los dos últimos lustros, el correísmo limitó al extremo los canales de diálogo con el sector y que, en líneas generales, muchas de las medidas adoptadas les han sido desfavorables, llegando a un presente de gran crisis económica (según el Comité Empresarial Ecuatoriano, de una encuesta realizada a más de 150 empresas que suman más de USD 8 000 millones en ventas, el 97% considera que su situación económica está entre regular, mala y muy mala). Sólo por citar dos ejemplos de oposición del empresariado a determinadas políticas gubernamentales: se opusieron férreamente a la tramitación de la Ley de Plusvalía y la Ley de Herencias cuando se lanzaron en el año 2015. La primera de estas leyes constituía un impuesto a la ganancia extraordinaria que genera la especulación inmobiliaria, mientras que la segunda consistía en gravar mediante un impuesto a la transmisión de las herencias de las grandes fortunas.

Igualmente, ya en el año 2016, los empresarios mostraron su posición contraria con la Ley de Solidaridad implementada tras el terremoto que sacudió a la costa ecuatoriana el pasado 16 de abril, que fijaba aumentos transitorios del 2% en el IVA (excepto en las zonas afectadas por el terremoto), el impuesto al Patrimonio (a aquellos patrimonios superiores al millón de dólares) y descuentos progresivos en los salarios medios y altos para aportar a la reconstrucción. Estas medidas, según estos actores, iban encaminadas a resolver una necesidad de ingresos del Gobierno sometido a la crisis económica internacional y al desgaste del modelo económico que impulsa [4].

La banca y los grandes empresarios consideran que las medidas del Gobierno son una suerte de “bullying” y de imposición, sobre todo a partir del control que plantea sobre las empresas y cuentas bancarias radicadas en paraísos fiscales. Al menos esta es la postura de empresarios políticos como Guillermo Lasso, Jaime Nebot y Álvaro Noboa [5].

El 5 de octubre de 2016, la Federación Nacional de Cámaras del Ecuador presentó un documento con 11 propuestas llamado “Consenso Ecuador”. Este texto está dirigido a todos los candidatos presidenciales, debido a que por estatuto, ningún agremiado puede hacer proselitismo, aunque al evento asistieron los candidatos presidenciales Paco Moncayo y Paúl Olsen, y otras figuras políticas como Jaime Nebot y Salvador Quishpe.

Consenso Ecuador es una plataforma destinada a condicionar y a articularse con la oposición, como una demostración de fuerza frente a futuras negociaciones con un posible gobierno de Lenin Moreno. Las elecciones presidenciales son importantes, pero la lucha por los escaños en la Asamblea Nacional puede ser una puerta de entrada para lograr concretar algunos de los intereses de los empresarios, como flexibilizar la supuesta “rigidez laboral” y reducir los impuestos de las grandes fortunas.

Los once puntos de Consenso Ecuador apuntan a: 1. Revisar la contabilidad general, 2. Aumentar la Reserva Monetaria, 3. Nuevas reglas macro-fiscales, 4. Reforma Tributaria, 5. Reformas para “defender el empleo”, 6. Una red de protección para los más pobres, 7. Recuperar la autonomía y la independencia del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social), 8. Recuperar la libertad de información, 9. Reforma institucional de la Democracia y del Bienestar, 10. Educar para aprender, 11 [6]. Ecuador potencia agroindustrial. Estos 11 puntos plantean unos lineamientos estratégicos para la vuelta a un modelo con preponderancia de políticas de índole neoliberal.

Como dijimos al comienzo de este epígrafe y a pesar de la retórica de enfrentamiento y la oposición real del empresariado a ciertas medidas impulsadas desde el gobierno, una de las cualidades del gobierno de la Revolución Ciudadana ha sido la de saber mantener el equilibrio con diferentes sectores de la sociedad, donde el sector empresarial tampoco es una excepción. A mediados del mes de noviembre se acaba de firmar el Acuerdo Multipartes con la Unión Europea, es decir, un acuerdo de libre comercio con este bloque de países. Esto ha sido una demanda por parte del empresariado que ha visto como por fin se ha llegado a su concreción final a pocos meses de la contienda electoral, lo que se puede entender como un acercamiento a este sector a costa de seguir reproduciendo los mecanismos de inserción comercial subordinada en la economía mundial. Se busca así lograr aumentar las exportaciones para afrontar la actual restricción externa; sin embargo, hay que considerar los efectos contraproducentes que pueda esto tener en la reprimarización de la economía y crecimiento de la dependencia importadora por la llegada de los productos europeos sin aranceles a suelo ecuatoriano. Veremos.

Los números, los discursos y los escenarios

Todos los pronósticos electorales –hasta hoy- favorecen a Lenín Moreno. Así lo ponen de manifiesto los sondeos más recientes. En todos los casos le dan al candidato de Alianza PAIS el primer lugar frente a sus oponentes.

El sondeo realizado entre el 15 y 16 octubre de 2016 por el Centro de Investigación y Estudios Especializados (CIEES), con una muestra de 2200 entrevistas, pone al candidato Moreno en primer lugar con un 44%, deja a Guillermo Lasso (Creando Oportunidades) con un 13% y a Paco Moncayo (Izquierda Democrática) y Cynthia Viteri (Partido Social Cristiano) con 8% y 6%, respectivamente [7]. La encuesta realizada por CEDATOS, con una muestra de 2200 encuestados, señala que Lenín Moreno alcanzaría un 37% de los votos, Lasso un 20% y Viteri un 10% [8].

Sin embargo, y a pesar de que los datos parecen ser claros en cuanto a la opción presidencial, cabe mencionar que los comicios de 2017 enfrentan un nivel alto de indecisión. La mayor parte de los indecisos se ubica entre los jóvenes (52%), los empleados públicos (56%) y las mujeres (55%) [9].

Si bien es pronto para establecer pronósticos, el electorado joven en Ecuador adquiere gran relevancia, dado que la estructura demográfica ecuatoriana manifiesta una configuración piramidal con una edad media de 27,1 años, según el censo de 2010 [10]. Además, teniendo en cuenta el padrón electoral de 2013, los adolescentes (16 a 18 años) con voto facultativo representaron un 4,75% del mismo y el grupo etario que va de los 18 a los 29 años sumó un 30% del padrón. Ello hace a estos grupos poblacionales decisivos en los próximos comicios.

Discursos y escenarios en la derecha

Durante el año 2016, la oposición ecuatoriana ha estado atravesada por el dilema de la unidad y la fragmentación. El principal obstáculo al mantenimiento de la unidad fue la disputa de fondo entre dos figuras clave de la “vieja política”, Guillermo Lasso y Jaime Nebot. La nueva generación de liderazgos jóvenes no ha conseguido pasar a primer plano y relevar a la vieja guardia, cuyas aspiraciones sectoriales aún siguen marcando el campo de la derecha.

Luego de la primera victoria importante de una formación de oposición en un bastión de la Revolución Ciudadana, como fue la elección del joven Mauricio Rodas (Movimiento Sociedad Unida Más Acción, SUMA) en la alcaldía de Quito en 2014, comenzaron a fraguarse leves intentos de articulación entre fuerzas del espectro de la derecha y centro-derecha, que se cristalizaron en la alianza Convergencia Democrática por la Unidad, integrada por el Partido Social Cristiano (PSC) de Jaime Nebot, SUMA de Mauricio Rodas, Juntos Podemos, de Paúl Carrasco y Avanza, de Ramiro González. Del otro lado quedaba Guillermo Lasso con su movimiento Creando Oportunidades (CREO).

Acercándose el momento de definir la estrategia electoral, las disputas internas impidieron a Convergencia Democrática por la Unidad llegar a la contienda presidencial con una candidatura unitaria y la incipiente unidad se fragmentó tras la proclamación de Cynthia Viteri como candidata presidencial por parte del Partido Social Cristiano. Este hecho motivó la salida de la alianza de Paúl Carrasco (Juntos Podemos) y Mauricio Rodas (SUMA) quienes se decantaron finalmente por apoyar la candidatura de Guillermo Lasso (CREO).

Con ello, en los últimos meses, la derecha ecuatoriana ha sufrido una suerte de reconfiguración de la cual salió fortalecida la formación del exbanquero Lasso. Este cambio de posicionamiento de actores de la derecha establece un mapa en donde el Partido Social Cristiano, del que Viteri es candidata, se debilita sin los apoyos partidarios que meses atrás ostentaba. Ambas candidaturas fragmentan el voto opositor beneficiando al candidato oficialista, Lenín Moreno. No obstante, ante un escenario hipotético de balotaje, Viteri puede convertirse en bisagra de CREO. En un escenario más improbable, pero no del todo descartable, podría declinar su candidatura antes de la primera vuelta con el objetivo de fortalecer a Lasso. Los intereses en juego son muchos, aunque los egos personales también.

Ambas derechas políticas han construido una división que se sostiene en su voluntad de liderazgo, más que en la pugna por la imposición de intereses favorables a los sectores concentrados de la economía. Tienen su anclaje en las propuestas y perspectivas de la élite económica y política. Recordemos que Guillermo Lasso fue, durante la mayor parte de su vida, uno de los banqueros más importantes del país, llegando a presidir el Banco de Guayaquil. Asimismo, Cynthia Viteri, respaldada por Jaime Nebot –tradicional jefe de Guayaquil- y oriunda de la capital guayasense se ha desempeñado como asambleísta Constituyente (1997-1998), diputada Nacional (1998-2007) y nuevamente como asambleísta, desde 2009, es decir, una política de larga data.

De la misma forma, las dos fuerzas expresan un intento de alejarse de la politización planteada por el oficialismo. Vienen a “liberar” de la politización a los ciudadanos. Es decir, marcan un perfil que los aleje de su vieja trayectoria política y los coloque en el lugar del cambio, de la modernización y de una propuesta más cercana a una subjetividad que observa con sospecha los liderazgos y la política misma. Por ello, sus discursos se han centrado en lo cotidiano y en los efectos de la crisis internacional sobre éste. Lo hacen, sorteando cualquier apelación a grandes relatos.

Cynthia Viteri apunta a propuestas como “subir los salarios al sector privado y, al mismo tiempo, reducir los impuestos y el costo de la energía eléctrica a las empresas para así volverlas competitivas” [11]. Mientras tanto, Lasso intenta disputar el electorado al oficialismo, apuntando a propuestas concretas reformistas: “realizar una convocatoria a una consulta popular; eliminar el Consejo de Participación Ciudadana; apoyo a la descentralización y autonomía de los gobiernos locales, derogar el Decreto 16; garantizar la independencia de las funciones del Estado; y la no explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní” [12].

Con un marco discursivo que pretende “reducir o desterrar” apelaciones a grandes culturas políticas que atravesaron las últimas décadas en Ecuador, las dos formaciones apuntan a liderar el “cambio”, frente al oficialismo que –con la figura de Lenín Moreno- también se ubica en un territorio del cambio. No es el cambio vs. continuidad solamente, es el cambio vs. el cambio. En este sentido, Viteri y Lasso disputan la configuración discursiva e identitaria de la derecha, pero rehúyen de cualquier identificación con “la partidocracia, los amarres y la inestabilidad” [13].

En pocos días se revelan los programas políticos. Se tendrán mayores pistas para identificar claros ejes divergentes entre las dos derechas, aunque vistos los movimientos de las grandes alianzas, es viable que apunten a una gran coalición en un escenario de segunda vuelta.

Discursos y escenarios para el oficialismo

El 1 de octubre la Convención Nacional del movimiento Alianza PAIS proclamó la fórmula Lenín Moreno -Jorge Glas como candidatos para la próxima elección presidencial [14].

Ante el liderazgo fuerte de Rafael Correa, el candidato presidencial tiene por delante la difícil tarea de ser “el sucesor” del pivote en torno al cual se articuló el proyecto de país en la última década.

El principal activo político de Lenín Moreno es el gran nivel de aprobación de su imagen pública entre la ciudadanía. En 2013 se retiró de la Vicepresidencia con una imagen positiva del 98,7%, lo cual lo posiciona como el político mejor valorado del país. Ello debido a que supo construir una imagen de cercanía y sensibilidad social a través de las políticas públicas que lideró orientadas al sector de los discapacitados, cuyos derechos habían estado históricamente cercenados en el país. Su acción política se caracterizó por un estilo que se resistió a la confrontación abierta y que asumió un perfil institucionalista y dialogante, lo cual marca una singularidad al interior de la escena política, actualmente marcada por la polarización política. Situación que parece haber alcanzado un punto de desgaste, tanto en Ecuador como en ciertos países de la región.

Luego de un periodo fuera del país (para desempeñarse como delegado especial ante la ONU en temas de discapacidad) y de toma de distancia del ring político interno, Lenín Moreno entró en escena intentando morigerar los altos niveles de conflictividad política y ampliar el espectro de apoyo a la Revolución Ciudadana, convocando a los sectores desencantados que fueron retirando su respaldo en los últimos años. Se presenta como un político abierto a dialogar con todos los sectores y actores políticos, recalca en sus intervenciones una fuerte interpelación a la sociedad civil y convoca a volver a “escuchar al individuo”, en un plano de relacionamiento directo tú a tú, a volver a “bajar” al territorio y recoger a las aspiraciones de los ciudadanos de a pie. Cuestión que en la actual coyuntura político-electoral puede ser contabilizada como un activo a su favor.

Entre las principales fortalezas del candidato se debe contar el representar a un proyecto político que, en la última década, transformó al país con un modelo de desarrollo inclusivo, cuyos pilares centrales son bien valorados por la mayor parte de la ciudadanía. En ese sentido, conservar el poder y lo logrado en un contexto de adversidad económica es el principal reto de la Revolución Ciudadana para los próximos años.

En términos de estrategia comunicacional, el principal desafío será articular la defensa de la “continuidad” de la Revolución Ciudadana con la idea de “cambio”, haciendo hincapié en los aspectos positivos del candidato Lenín Moreno respecto a su antecesor. Su gestualidad discursiva ya manifiesta un cambio con respecto al liderazgo confrontativo de Correa. A su vez, mantener cierta asimetría entre el candidato a Presidente y a Vice parece una estrategia eficiente frente a las críticas a Jorge Glas por parte de un sector del electorado. Por tanto, un uso comunicacional de los niveles prácticamente nulos de rechazo que Lenín Moreno en el electorado será primordial para ampliar el apoyo electoral tanto para el binomio presidencial, como para los candidatos a la Asamblea Nacional.

Otros de los aspectos centrales que atravesarán la campaña son las preocupaciones y los efectos de la crisis económica en la vida cotidiana y en los territorios. Si logra clausurar las incertidumbres que abre la coyuntura internacional con propuestas concretas que profundicen y –al mismo tiempo- cambien algunas políticas del oficialismo, su triunfo es una gran posibilidad. Si bien podemos observar un “giro” moderado al interior de Alianza PAIS, esto podría permitir retener el poder y clausurar el retroceso de la izquierda en la región, una realidad que es muy importante para la coyuntura regional. Sin embargo, este giro y estrategia discursiva moderada del candidato no debe significar ningún tipo de retroceso en todo lo logrado en clave de soberanía y mejoras sociales. Lenín representa otra tonalidad de la Revolución Ciudadana, pero al fin y al cabo, sigue siendo Revolución Ciudadana en cuanto a la esencia de la dicha identidad política.


http://www.celag.org/informe-politico-pre-electoral-en-ecuador/

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