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Un pais bajo los efectos de un gobierno parapolítico

COLOMBIA - Una violencia interminable

José Eulícer Mosquera Rentería

Miércoles 26 de marzo de 2008, por Barómetro Internacional

Cuatro importantísimos acontecimientos han caracterizado el mes de marzo en Colombia, la marcha del 6 de marzo, los asesinatos de Raúl Reyes e Iván Ríos, la reunión del Grupo de Río y las falacias del presidente Uribe. Todos estos hechos, relacionados con el conflicto armado colombiano, caracterizado por las actitudes violentas y arrogantes del presidente Álvaro Uribe, como algunos de sus altos funcionarios.

El 4 de febrero se realizó una marcha convocada por el gobierno y sus amigos y los jefes narcoparacos hospedados en cárceles-hoteles, mínimo de tres estrellas, sus otros amigos. Para la cual el gobierno y los grandes empresarios hicieron todo un despliegue a través de los grandes medios de información y ordenaron la participación remunerada de sus empleados y los docentes con sus respectivos alumnos. Por su parte los narcoparacos dieron transporte y una gruesa financiación.

Por todo lo cual la Marcha del 4 de Febrero fue masiva, pero tuvo el gran defecto que solo se orientó a condenar a las FARC-EP, como si fuera el único actor violento del país, y colateralmente, a lanzar toda clase de improperios contra la Honorable Senadora Piedad Córdoba Ruiz y el distinguido Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, a pesar de ser las únicas personas que en los últimos diez años han logrado avances importantes en el camino de los acuerdos humanitarios y de la paz para Colombia.

En respuesta las fuerzas democráticas, progresistas y luchadores por la justicia social en Colombia, convocaron para el 6 de marzo una marcha contra todos los tipos de violencias y por el Acuerdo Humanitario, como paso inicial de todo un proceso de paz. Ya que hace mucho rato, estudios sobre este tema, han demostrado que la violencia en nuestro país tiene causas estructurales, caracterizados en los comportamientos egoístas, violentos y crueles de las clases dominante.

Situación que ha determinado a que surjan y se conformen diferentes grupos insurgentes, que han visto como única opción la lucha armada. Ya lo afirmó el gran líder surafricano Nelson Mándela, “las condiciones y formas de lucha las imponen los comportamientos de las clases opresoras”. De la misma manerate el asesinado Iván Ríos en entrevista de prensa concedida en El Caguán, dijo: “.No estamos acá en la guerrilla porque queremos, sino porque el régimen no ha dejado otra opción”.

Esto indica que la solución al tan prolongado conflicto armado, solo llegará mediante negociaciones y acuerdos que lleven a cambios democráticos, el respeto de los derechos humanos y a la instauración de la justicia social. Si no se dan estos pasos, es posible que se disuelvan o acaben los actuales grupos insurgentes, que en el país son unos cinco, pero lo más seguro surgirán otros, y continuaremos en el mismo circulo vicioso de la violencia, o cada vez peor.

Por algo es Colombia uno de los pocos países del mundo donde persiste el conflicto armado, antes los gobernantes y los representantes del imperio del norte lo justificaban su existencia, por el “apoyo recibido de los países comunistas o de la cortina de hierro”, pero hace casi veinte años desaparecieron esos países, y estamos en las mismas. No hay que olvidar que Manuel Marulanda, Comandante en Jefe de las FARC-EP, le demostró al presidente Andrés Pastrana en El Caguán, que a su organización armada habían ido a parar muchos de los antiguos integrantes de grupos guerrilleros desmovilizados, porque después de desmovilizarse vieron caer asesinados a muchos de sus compañeros, y sintieron peligrar sus vidas.

Es que así como hay que condenar los actos violentos y las violaciones a los derechos humanos, en que han incurrido las FARC-EP, también hay que condenar los crímenes, desapariciones y las violaciones a los derechos humanos en que han incurrido diferentes organismos militares y policivos del estado, con los grupos paramilitares, que han sembrado de fosas comunes, de luto y de dolor a nuestro país, en contubernio con fuerzas especiales de EEUU.

En este contexto fue asesinado Raúl Reyes, uno de los miembros del Estado Mayor de las FARC-EP, junto a otros combatientes y varios visitantes mexicanos, mientras dormían en la madrugada del 1 de marzo, según versión del Gobierno Ecuatoriano, a manos del Ejercito Colombiano, con el apoyo secreto y militar del gobierno imperialista-terrorista de los Estados Unidos. De inmediato se escucharon los partes de victoria y de regocijo del Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, del Fiscal de la Nación, Mario Iguarán y de algunos asesores del presidente Uribe afirmando que “así terminaran todos aquellos que desafíen la ley”.

Pero para quienes realmente queremos la paz y la convivencia, ninguna muerte violenta debe ser motivo de regocijo, porque esto lo que hace es echar más leña a la hoguera, es que en Colombia, ya hace más de sesenta años también vienen cayendo así muchas personas inocentes, respetuosas e inclusive defensoras de la constitución y la ley.

¿O es que alguna vez Rafael Uribe, “el caudillo popular” Jorge Eliécer Gaitán, Álvaro Gómez Hurtado, Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo, Luís Carlos Galán y muchas otras personalidades impunemente asesinadas, se pronunciaron contra la constitución y las leyes colombianas? Su único pecado fue proponerse generar cambios democráticos y progresistas, y justicia social en nuestro país, como condición insoslayable en el camino hacia la convivencia y la paz.

Entre otras cosas Raúl Reyes era el interlocutor de las FARC-EP para adelantar conversaciones, como tomar decisiones relacionadas con los acuerdos humanitarios y la paz, seguramente se había establecido en este campamento en el Ecuador para desde allí facilitar estos procesos, para mayor seguridad de las partes.

Para evitar lo sucedido hace varios meses, cuando habían recibido en un campamento, en algún lugar de la selva colombiana, a la Honorable Senadora Piedad Córdoba, en su calidad de emisaria del Gobierno Nacional, relacionado con el acuerdo humanitario y las liberaciones de prisioneros - retenidos, al poco tiempo de terminar la reunión cayeron sobre el campamento las bombas del Avión Fantasma, que le alquilan los gringos al Ejercito Colombiano. Es decir que de pura vaina se salvaron.

Lo más seguro que la cruenta muerte de este comandante significará un revés para el Acuerdo Humanitario y para la Paz. Uno no entiende como es que un gobierno que dice querer la paz hostiliza de esa manera a su contraparte, cuando ella está dando muestras y pasos hacia ese gran objetivo, y como no le importa poner en riesgo la vida de las personas que aceptan ser sus interlocutores. Es que en el campamento del ecuador pudieron caer emisarios del gobierno francés o de otro país interesado en los acuerdos humanitarios y la paz para el nuestro. ¿O será que tanto Uribe, como los gringos sabían que los visitantes eran unos hermanos latinoamericanos y no les importó?

Hace unos meses el presidente Uribe amenazó con impulsar su segunda reelección si próximo a las elecciones en el país se daba una situación de hecatombe, todos los pasos que viene dando últimamente dan la sensación de estar preparando el escenario de la hecatombe, por eso también en sus actitudes de doble moral, por una parte dice querer la paz, nombra los interlocutores para tal fin, pero luego obstruye la labor de estos, en un juego sucio, espía los contactos de los comandantes de la guerrilla, para asesinarlos a mansalva.

Por ello quizás no da pasos serios hacia el Acuerdo Humanitario ni muestra interés real en la liberación de las personas retenidas por las FARC-EP, ya que Ingrid se convertiría en su más seria rival.

Pero también, las actuaciones del presidente Uribe y de su Ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, y sobre todo sus sucesivas reuniones con los gobernantes y altos mandos militares de los Estados Unidos y de Israel, tanto en nuestro país, como de visita a esos países, da mucho piso a las afirmaciones de analistas internacionales que consideran que el gran imperio del norte, a través del gobierno de Uribe, pretende convertir a nuestro país en el “Israel de Suramérica” en su pretensión de frustrar los procesos nacionalistas, democráticos y progresistas de la región, lo cual les facilitaría dar continuidad al saqueo de nuestros recursos y a la superexplotación de nuestros pueblos.

Al gobierno de Uribe, lo mas seguro incitado por el jefe del imperio del norte, en su afán de matar a Raúl Reyes no le importó violar la soberanía del hermano país, Ecuador, lo cual provocó una reunión de mandatarios del Grupo de Río, en República Dominicana, donde Uribe fue a repetir su sarta de mentiras de costumbre.

Por otra parte afirmó que “no se justifica la existencia de ningún grupo insurgente en Colombia, porque aquí existe una democracia plena, respetuosa de los derechos humanos, de la justicia social”. y agrego que “la oposición y las izquierdas democráticas, no han prosperado en nuestro país y han sido objeto de genocidios, porque han cometido el error de practicar la combinación, de todas las formas de lucha”. O sea, que Uribe justifica los genocidios cometidos en nuestro país por la ultraderecha, mientras pretende denunciar al presidente Chávez dizque “por apoyar a los genocidas de las FARC”.


E-mail: josemosquera93[at]gmail.com

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