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CUBA-ESPAÑA - La nueva vida de los opositores cubanos

Salim Lamrani

Viernes 20 de julio de 2012, puesto en línea por Salim Lamrani

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En 2010 y 2011, todos los denominados presos “políticos” cubanos fueron liberados tras la mediación de la Iglesia Católica Cubana y del gobierno español. La mayoría de ellos eligió instalarse en España con sus respectivas familias y empezar una nueva vida. Pero el soñado Eldorado europeo no existe en una Península Ibérica golpeada por una grave crisis económica. Algunos incluso quieren volver a Cuba.

A petición del Vaticano y del gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero, la Iglesia Católica Cubana que dirige el Cardenal Jaime Ortega hizo una mediación con las autoridades de La Habana que desembocó en 2010 y 2011 en la liberación de 127 presos, de los cuales 52 eran considerados “políticos” por Amnistía Internacional. Según esta organización de defensa de los derechos humanos, actualmente no hay ningún preso de conciencia en Cuba. La Iglesia Católica Cubana comparte este punto de vista.

Algunos sectores acusaron al gobierno cubano, a la Iglesia Católica y al gobierno de Zapatero de obligar a esas personas al exilio. Varios medios informativos occidentales repitieron esa versión. El Partido Popular español (derecha) denunció “el destierro” de los opositores cubanos.

No obstante, esta versión resiste difícilmente el análisis. En efecto, de las 127 personas liberadas en el marco del acuerdo entre La Habana, el Vaticano y Madrid, 12 eligieron quedarse en Cuba. Laura Pollán, entonces portavoz del grupo opositor “Las Damas de Blanco” y acérrima detractora del gobierno cubano, estuvo clara al respecto: “Nadie ha obligado a ningún preso a abandonar el país. Quien diga lo contrario está mintiendo”. Del mismo modo, varios disidentes afirmaron que en ningún momento las autoridades cubanas les habían pedido que abandonaran el país como condición previa a su liberación.

Fernando Ravsberg, corresponsal de la BBC en La Habana, también desmintió esa afirmación. Varios opositores que eligieron dejar el país le confesaron que “podrían haberse quedado en la isla de haberlo querido. Aseguran que en ningún momento se les impuso la salida al extranjero como condición para ser puestos en libertad”.

La dolorosa realidad española

Lejos de encontrar una nación próspera, los disidentes cubanos fueron golpeados con toda fuerza por la crisis económica que afecta a España. La mayoría de ellos se encuentra sin trabajo, sin recursos y a veces incluso sin techo, siendo los centros de acogida de la Cruz Roja los que se encargan de ellos. Según la prensa ibérica, “pasado un año de su llegada, los exiliados han ido perdiendo las ayudas del Gobierno y se están quedando sin recursos, ya que la inmensa mayoría no ha logrado empleo estable”.

El nuevo gobierno español de derecha decidió eliminar la ayuda otorgada a los disidentes cubanos un año después de su llegada y se negó a prorrogarla doce meses, como estaba previsto al principio, por razones económicas. En efecto, España gastó un promedio de 2.000 euros mensuales por persona, o sea más de 18 millones de euros para cubrir las necesidades de los 115 opositores acompañados de 648 familiares durante un año. El costo se consideró demasiado elevado en un país que cuenta con 5 millones de parados, es decir alrededor del 25% de la población activa.

No obstante, el Partido Popular (PP) no vaciló en usarlos en su guerra política contra La Habana y llevó a cuatro de ellos a Bruselas para que testificaran y defendieran la necesidad de mantener la Posición Común de la Unión Europea respecto a Cuba (que limita las relaciones políticas, diplomáticas y culturales. Sin embargo se mostró poco agradecido al suprimir las ayudas dejando así a los opositores cubanos la amarga sensación de que los habían utilizado. Desde su llegada a España, éstos no habían dejado de expresar su apoyo al PP y de criticar al PSOE de Zapatero que contribuyó a su liberación.

Entonces los disidentes cubanos decidieron recurrir a una huelga de hambre para protestar contra esta decisión y expresar su “total desamparo”. “Es la única alternativa que nos queda”, declaró uno de ellos, instalado en una tienda frente al Ministerio de Exteriores español.

Lejos de ser atendidos por las autoridades españolas, la policía desalojó “brutalmente” a los huelguistas y les ordenó abandonar la plaza. Dawuimis Santana denunció la violencia policial de la cual fueron víctimas: “los arrastraron por el suelo, les golpearon la cara, el brazo, uno tiene la nariz partida”. Cuatro de ellos fueron detenidos. Las fuerzas del orden se muestran generalmente severas con los manifestantes de todo tipo y no hicieron excepción con los opositores cubanos. Algunos observadores señalaron que el Partido Popular, de costumbre tan dispuesto a acudir a la defensa de los disidentes cubanos y a denunciar la “opresión” de la cual eran víctimas en la isla, se mostró esta vez discreto en relación con la actuación de la policía municipal de Madrid contra ellos.

José Manuel García Margallo, ministro español de Exteriores, reconoció que el caso de los cubanos no era “sencillo” y que éstos se encontraban “en un situación difícil”. Pero rechazó cualquier idea de prorrogar las ayudas financieras debido a la crisis económica que azota el país. Se comprometió como máximo a acelerar el proceso de validación de los títulos universitarios.

A veces, el desamparo al que se enfrentan los opositores cubanos en España toma giros trágicos. Así, Albert Santiago du Bouchet, instalado en las Islas Canarias desde su liberación, se suicidó el 4 de abril de 2012 porque no soportaba que las autoridades españolas lo abandonaran a su suerte eliminando la ayuda financiera mensual que le concedían. El gobierno español rechazó todo “vínculo directo” entre el suicidio y la decisión de poner fin a la ayuda financiera. No obstante, su familia y varios amigos afirmaron que su precaria situación económica fue la principal causa del drama.

¿Volver a Cuba?

Contra todo pronóstico, varios disidentes declararon su intención de volver a Cuba, a falta de poder viajar a Estados Unidos, acusando a España de abandono. “Es mejor estar en Cuba que aquí en la calle”, declaró Ismara Sánchez. “Desde el 31 de marzo estoy en la calle”, pues no puede pagarse una vivienda, se quejó Idalmis Núñez. “Ahora es difícil: hemos arrastrado a nuestras familias lejos de casa y no podemos darles de comer. Por primera vez en mi vida tengo cargo de conciencia. Tengo miedo”, admitió otro opositor. “Ya los niños no tienen comida, no tienen leche. Ya los niños no pueden ir a la escuela porque no tienen dinero para el transporte”, expresó el opositor Bermúdez.

Del mismo modo, Orlando Fundora y su esposa, tuvieron que enfrentar condiciones de vida tan difíciles que hasta añoraron su tierra de origen. En una entrevista a la BBC, Fundora confesó algo inesperado: “Comíamos mejor en Cuba”.

En realidad, la decisión de regresar a Cuba no es tan sorprendente. A pesar de los recursos limitados de la nación caribeña, las dificultades y vicisitudes cotidianas que engendra el estado de sitio económico que Estados Unidos impone a Cuba desde 1960, el cual afecta a todas las categorías de la población y constituye el principal obstáculo al desarrollo de la nación, el gobierno de La Habana ha edificado un sistema de protección social relativamente eficaz que satisface las necesidades básicas de la población. Así, a pesar de los pesares, el 85% de los cubanos son propietarios de su vivienda. Del mismo modo, se benefician de acceso gratuito a la educación, a la salud y a las actividades culturales. La libreta de abastecimiento les permite recibir cada mes, además del salario, una alimentación de base suficiente para dos semanas. Así nadie queda abandonado a su suerte y el Estado se encarga de las categorías más vulnerables de la sociedad. Por eso, a pesar de los límites en términos de recursos naturales, en Cuba no hay personas sin techo ni niños desamparados en las calles. Por otra parte, con respecto a la infancia, según la UNICEF Cuba es el único país del Tercer Mundo donde no existe la desnutrición infantil.

A fin de cuentas, Europa no ha sido el Eldorado prometido a los opositores cubanos. Éstos tuvieron que enfrentarse a la brutal realidad económica de la Península Ibérica y descubrieron que los más vulnerables eran abandonados rápidamente a su suerte. También pudieron darse cuenta finalmente de que su Isla no es la antesala del infierno, a pesar de los problemas cotidianos, y de que el sistema de protección social se encarga de proteger a los más débiles.


Versión en portugues: http://operamundi.uol.com.br/conteudo/opiniao/23007/a+nova+vida+dos+opositores+cubanos+na+espanha.shtml

Salim Lamrani es Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV. Es profesor encargado de cursos en la Universidad Paris-Sorbonne-Paris IV y en la Universidad Paris-Est Marne-la-Vallée y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula État de siège. Les sanctions économiques des États-Unis contre Cuba, París, Ediciones Estrella, 2011, con un prólogo de Wayne S. Smith y un prefacio de Paul Estrade.

Contacto: Salim.Lamrani[AT]univ-mlv.fr

Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

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